Jugador del Gimnástico de Tarragona
«Tengo una espina clavada de Segunda A que intentaré sacarme en el Nàstic»
El centrocampista lamenta no haber podido triunfar con la Ponferradina, pero ahora está centrado en el objetivo del ascenso con el equipo tarraconense
—¿Cómo se está encontrando en Tarragona?
—Muy a gusto. Es fácil adaptarte porque el clima es parecido al de Mallorca. Tienes el mar en frente y, en este aspecto, estoy muy contento.
—Sabe que la afición espera a mucho de Francesc Fullana.
—Estoy en un club con ganas de hacer alguna cosa importante. Sé que hay una exigencia y yo he venido aquí para eso, para conseguir objetivos ambiciosos y espero cumplirlos.
—¿El Nàstic como club cumple sus expectativas?
—Me hablaron muy bien, han pasado muchos mallorquines. Me informé del funcionamiento del club y estoy encantado, es muy próximo y muy familiar.
—Tardó en materializarse demasiado el fichaje de Fullana. ¿Por qué?
—Tenía ganas de intentar esperar a algún equipo de Segunda División A, ya que tenía la espina clavada de la temporada pasada. Si hubiera habido la posibilidad, encantado, pero si no era así, el Nàstic era un club perfecto. Mostraron mucho interés en mí desde el primer momento.
—¿Por qué no tuvo continuidad en Ponferrada?
—Son muchos factores. Fue un año complicado. Durante la pretemporada tenía muchas expectativas. Me dijeron que sería un jugador importante, pero no acabé de entrar en la dinámica. Había jugadores del año anterior que jugaron más. Nos tenemos que mirar a nosotros mismos, ya que no nos tenemos que poner excusas, pero tengo esta espina pintiparada de Segunda A que intentaré sacarme al Nàstic.
—¿Tenía más propuestas de Segunda B, aparte de la del Nàstic?
—Sí, había otros clubs interesados, pero la insistencia del Nàstic fue determinante. Además, ya conocía al míster. Fueron varios factores, quería nuevos retos y un objetivo ambicioso.
—¿Conocía a gente del vestuario?
—Sobre todo a Gerard Oliva. Durante este tiempo estuve en contacto con él.
—¿Le presionó mucho para venir a Tarragona?
—Un poco (ríe). Lo normal. Yo también querría tener siempre conmigo a Gerard.
—A nivel de objetivos, ¿de qué le habló el club?
—El Nàstic no hace mucho jugó en Primera División y, en este sentido, el objetivo está claro. La ambición es poder subir a Segunda dentro de esta Segunda División B tan peculiar que hay este año. Un equipo más en el grupo, un grupo mucho más fuerte, esta Segunda B Pro... Tenemos que ser ambiciosos pero tenemos que estar tranquilos, ya que así saldrán las cosas.
—¿Le gusta este nuevo formado de campeonato?
—Es un poco extraño. No sé si me gusta o no, pero es lo que hay. Espero que podamos acabar la competición y que todo vaya bien.
—¿Cómo está viendo al equipo?
—Tiene una identidad clara, mucha intensidad y las cosas muy claras. Es posible que en los primeros partidos existiera en el equipo un poco de ansiedad, de querer ganar rápidamente. Tenemos que encontrar el equilibrio ofensiva y defensivamente. Este equipo tiene argumentos para jugar en cualquier situación.
—¿En qué punto de forma está?
—Acabamos en Ponferrada a finales de julio y en agosto y en septiembre entrené por mi cuenta, pero no es mismo que hacerlo con los compañeros. Cada vez me encuentro mejor y, poco a poco, me estoy acercando al cien por cien.
—¿La única diferencia en los tres partidos de Liga fue que contra el Olot la pelota entró?
—El primer partido, contra el Barça B, fue muy igualado y se decidió por un pequeño detalle. Ante el Badalona tuvimos ocasiones claras en la segunda mitad y no entraron. Faltaba un poco de pausa en según qué momentos, y la tuvimos contra el Olot.
—¿El 4-3-3 es ideal?
—Sí, pero me adapto a todo. He jugado muchas temporadas también en un 4-4-2 por el centro. En el 4-3-3 tienes más llegada y sabes que tienes dos compañeros en el centro del campo, pero me gustan los dos.
—¿Con qué compañeros tiene más conexión en el campo?
—Con Brugui y con Gerard, pero en general con todo el equipo.
—¿No subir a Segunda A sería un fracaso?
—Es heavy esta palabra. Subir es complicadísimo.