«Puedo tener otras carencias, pero Marc Trilles siempre irá a por todas»
El central asegura que la lucha es innegociable para él y que, cuando pierde, pasa tres o cuatro días muy «fastidiado»
—¿Cómo está siendo su integración en Tarragona?
—Estoy muy a gusto. Conocía a algunos compañeros de temporadas anteriores en otros equipos. Aparte, estoy cerca de casa y hay muy buen equipo.
—Su llegada al Nàstic se complicó por culpa de los problemas que puso el Lleida. ¿Qué sucedió?
—Fue como una película, no te lo acabas de creer si no formas parte. Aunque tenía la seguridad que estaba haciendo las cosas bien y que mi anterior club no tenía razón de nada, al final se me llegó a pasar por la cabeza que no habría fútbol, o que el Nàstic retrocederia, o cualquier otra cosa. Fue muy complicado porque veía que no llegaban las soluciones. Hice las cosas desde el respeto y consciente siempre que mi contrato acababa el 30 de junio.
—¿El problema era la forma de actuar de la Lleida o que el equipo al cual tenía que llegar era el Nàstic?
—En Lleida, desde el año en el cual salió Pedro Martín (ahora hace dos temporadas), se generó una especie de asco o rechazo hacia el Nàstic. Sí que es verdad que a otros jugadores les sucedió un hecho similar, pero a mí y a Joan Oriol nos costó mucho que nos dejaran marcharnos, aunque el nuevo contrato había finalizado.
—Tanto Joan Oriol como Marc Trilles iban viendo como se anunciaban fichajes y como el Nàstic daba forma a la plantilla. ¿Hasta qué punto llegó a pensar que el acuerdo podría no convertirse en una realidad?
—Al principio estaba tranquilo porque sabía que me esperarían, ya que había mucho interés en mí. Ahora bien, va pasando el tiempo ves que el Nàstic ha empezado a entrenar, que tú estás en casa y que no puedes pisar el césped, acabas pensando que quizás no puedes formar parte de eso.
—La pretemporada del Nàstic fue realmente buena. ¿Se veía a venir que al equipo también le iría tan bien durante la competición oficial?
—Lo importante es la Liga. Sí que veía un muy buen equipo con un gran fondo de armario, pero trasladar eso a la competición es diferente. Siempre está la duda de comprobar qué pasa en la Liga, pero hay mucha calidad en el campo y también una gran calidad humana.
—Hay una gran competencia en el equipo y nadie tiene asegurada la titularidad. ¿Eso motiva?
—Sí. Me lesioné del isquiotibial, volví a recaer, aunque ahora estoy al cien por cien. También me expulsaron y, al final, lo que un jugador quiere es continuidad. Hay mucha competencia, que es muy positiva para todos.
—Una tarjeta roja hace daño a los ojos, pero Marc Trilles va a todas. ¿Eso no cambiará, verdad?
—No. Sé que si cambia eso, me estoy cambiando a mí mismo. Soy un jugador que no es que vaya al límite, pero vivo mucho el fútbol dentro del campo. Sé que es muy difícil pasar una semana habiendo perdido y, si perdemos, me marcho fastidiado y estoy tres o cuatro días mal. Todos los partidos son a vida o muerte y yo lo que quiero es ganar. Marc Trilles puede tener carencias en otros aspectos, pero tengo que ir a todas. En este último año me han expulsado tres veces, cuando nunca me había pasado.
—¿Sería un fracaso no subir a Segunda A?
—No sería un fracaso, porque subir a Segunda A es muy complicado. Sería un palo, ya que este equipo está hecho para ganar.
—¿Le gusta este formato de competición?
—No, porque me gusta la diversidad entre comunidades. A mí me gusta más cuando los equipos de un territorio y de otro se enfrentan.
—¿Entre Sergio Ramos y Piqué, con quien se queda?
—Con Ramos.
—¿Por qué se ha tatuado a Materazzi en la espalda?
—Desde que empecé a jugar al Pro Evolution Soccer, me despertó algo. Empecé a ver partidos del Inter y así fue la cosa. Ha sido un jugador que, no sé por qué motivo, me he visto reflejado.
—¿Se ve con el Nàstic la próxima temporada en Segunda A?
—Sí. Tengo contrato y he venido aquí para quedarme mucho tiempo. Estoy cerca de casa y creo que he tomado una buena decisión viniendo aquí, aunque no he tenido la continuidad que deseaba.