El talento y la individualidad del Bilbao Athletic amenazan al Nàstic

El Nàstic de Iñaki Alonso todavía no ha ganado en el Nou Estadi Costa Daurada. Este domingo a las 17.00 horas disfrutará de una nueva oportunidad contra el Bilbao Athletic. Los grana se enfrentan al equipo más goleado y el segundo que menos marca de la categoría, pero, a pesar de lo que indican las estadísticas, el filial vasco mostró la semana pasada que ha reavivado. Los pequeños leones cambiaron de entrenador. Álex Pallarés cogió las riendas del equipo hace nueve partidos y, el último fin de semana, consiguió la primera victoria. Después de tres meses sin ganar, los de Lezama superaron al UD Logroñés por uncontundente 3-0 que demostró la calidad individual de los jóvenes.

Aunque parezca un rival asequible, el Bilbao Athletic ha movido ficha este mercado de invierno para cambiar la situación y lo está consiguiendo. Los de Pallarés se reforzaron con cuatro jugadores. Entre estos, Urko Izeta, uno de los pichichis del Amorebieta con 7 goles que ahora los marca con la camiseta rojiblanca. Esta calidad enla delantera se suma a los jugadores que dieron más de un quebradero de cabeza enla visita que el Nàstic hizo en el mes de noviembre.

En el partido en Lezama los grana acabaron empatando a cero un duelo en el que el equipo que más atacó fue el Bilbao Athletic. Adu Ares y Luis Bilbao en las bandas dificultaron mucho el trabajo de Pol Domingo y Joan Oriol. Sus puntos fuertes son la calidad en las jugadas individuales y su capacidad de romper líneas y salir rápido al contraataque.

No se tiene que olvidar en ningún caso que, a pesar de su posición enla clasificación, son jugadores que en un futuro próximo se encontrarán jugando enPrimera División con la camiseta del primer equipo. La victoria de la semana pasada les ha dado la confianza necesaria para ser un rival a tener en cuenta.

Con respecto al Nàstic, Iñaki Alonso podrá contar por primera vez con Pablo Fernández. Después de cumplir los cuatro partidos de sanción, el jugador asturiano podrá volver a pisar el césped para demostrar que, hasta su expulsión, era el jugador más destacado de la plantilla.