El Nàstic y el arbitraje, una relación amarga desde finales del año pasado

Con la derrota del domingo, el Nàstic está a cuatro puntos del descenso. Los grana cayeron por sus propios errores, con 10 minutos de desconexión que el Baleares aprovechó para remontar, pero la última decisión arbitral tampoco ayudó. La complicada situación en la clasificación se la ha ganado el mismo equipo, pero es una realidad que, desde el final de la última temporada, la relación con los árbitros ha sido más bien amarga.

Hace un año, la entidad y los nastiquers hicieron un grito al cielo por una derrota en la final del play-offcondicionada por las decisiones arbitrales. Alex Quintanilla expuso en un hilo de Twitter que se hizo viral, la falta de recursos que sufre la categoría. El domingo, con el gol anulado a Manu García, el arbitraje volvió a estar en el punto de mira en las redes.

Las primeras declaraciones de Raül Agné en el primer partido de liga contra la UD Logroñés fueron: «Este año no pienso callar, hemos batallado con todo, pero el árbitro no nos ha dejado ganar». Aquel duelo el Nàstic lo acabó empatando por un gol en los últimos minutos que, según el técnico grana, vino de una falta clarísima. El domingo, Dani Vidal señaló que «todos hemos visto lo que ha pasado. Nos han sacado un punto valioso que hemos ganado sobre el césped».

En el lapso de entre estos dos partidos, el Nàstic ha vivido situaciones que han dejado al arbitraje en el punto de mira. De las más claras, resuena el partido contra el Sabadell en el Nou Estadi. En aquel duelo, Pablo Fernández marcó un gol fantasma: la pelota golpeó el travesaño para después botar dentro de la portería y salir fuera. El árbitro no vio el gol y, sumado a un penalti no pitado en una acción de Aarón Rey, el partido quedó para el recuerdo.

La derrota del domingo centra toda la atención en el duelo contra el Real Unión. Una nueva derrota pondría al Nàstic en problemas más serios así que tanto Dani Vidal como Joan Oriol y Alex Quintanilla dieron un grito unánime de corregir los errores y rehacerse con un triunfo ante la afición. El equipo no puede incidir en causas externas, pero sí que puede corregir las desconexiones graves de la segunda mitad.