El Nàstic gana en capacidad de reacción y valentía en las individualidades

El primer partido como visitante del Nàstic de Dani Vidal dejó buenas sensaciones. A pesar de que los grana marcharon con sólo un punto en el bolsillo, la realidad es que merecieron más. Además, este duelo sirvió para aflorar las nuevas cualidades que hace un año se echaban de menos: la capacidad de reacción y jugadores valientes con las individualidades.

El partido empezó de la peor manera posible. Error defensivo entre Parra y Trigueros y un gol desafortunado. En un abrir y cerrar de ojos, el plan de partido se trastocó en el completo y el Nàstic tenía que remontar en el campo de un Rayo Majadahonda que estaba especializado en cerrar bien en defensa y generar peligro con las transiciones.

De las adversidades, el Nàstic supo resurgir. Vidal describió su equipo como «valiente» porque «hemos elaborado un buen juego y a la segunda mitad se ha transformado en múltiples ocasiones. A pesar del gol, hemos sabido ser pacientes y no distorsionar el plan de partido». Dicho y hecho, el Nàstic no se encogió y bombardeó la portería rival con ocasiones. Desde el córner a la primera mitad y con las transiciones a la segunda. Finalmente, la insistencia tuvo la recompensa con un gran gol de Pablo Fernández a pasada de Marc Montalvo. Desde el estreno de la Primera Federación, el Nàstic tenía una carencia clara: los remontamientos. Los grana sabían defender bien la ventaja, pero jugar con el marcador en contra era un problema. El año pasado, esta carencia se agravó cuando la fragilidad defensiva ni siquiera podía mantener un resultado favorable.

El sábado, el Nàstic demostró carácter. Aunque se tiene que pulir en tareas defensivas y en la definición, el equipo tuvo el empuje de dominar la posesión y generar ocasiones hasta poder remontar. Este factor también va relacionado con la calidad de los nuevos fichajes. Jaume Jardí fue todo un demonio por la banda y demostró valentía con grandes individualidades. El año pasado, los diferentes técnicos señalaban que el problema era que faltaba un paso más a tres cuartos de campo y, este equipo ha ganado en valentía en las individualidades. Jardí tuvo más de una ocasión generada por él mismo. Enla segunda mitad, dribló dos defensores para hacerse espacio para rematar, pero el meta rival le frustró lo que hubiera sido un gol de la jornada. Mario Rodríguez también tuvo tiempo para brillar. Él solo tuvo en las botas el 1-2. Después de birlarle la pelota a un defensa, tuvo la sangre fría superar hasta tres defensores dentro del área, pero el suyo remado chocó de palo en palo para salir fuera.

Quizás el Nàstic perdió dos puntos, pero ganó en cualidades que hacen ir al equipo por el buen camino.