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El Nàstic cierra una semana de pesadilla (1-0)

Los grana siguen sin encontrar el gol en un partido espeso y errado que solucionó la Osasuna Promesas en una centrada lateral

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El Nàstic de Tarragona se encuentra en una pesadilla. Lo que empezó con una desconexión de cinco minutos contra el Fuenlabrada ha acabado desembocando en una dinámica de cinco partidos sin ganar. Contra el Osasuna Promesas, los grana cerraron una semana de pesadilla con dos derrotas consecutivas a liga y una eliminación en la Copa que centran la atención en la falta de gol del equipo. Los grana bajaron el ritmo en la segunda parte y, si no fuera por el travesaño de Nacho a la salida de un córner, no habrían rematado entre los tres palos en todo el segundo tiempo. Sea por la falta de referencia al área o por la falta de acierto en los tiros, los grana no encontraron el gol y caen de la zona de play-off.

Después de destacar contra el Orihuela, Mario Rodríguez se ganó una oportunidad al once inicial por banda izquierda mientras que Jaume Jardí se quedó en el banquillo.

Pronto, los de Dani Vidal se tuvieron que adaptar al juego del Osasuna Promesas. El campo del Tajonar era pequeño y con el césped un poco alto, así que el partido se convirtió rápidamente en una disputa aérea constante. De hecho, la primera ocasión clara del partido llegó de una centrada lateral y la tuvo el Promesas. Max Svensson fue el más listo de la clase y recibió una centrada en el segundo palo, allí donde no había ninguna defensora grana. Por suerte, suremate de cabeza desde el área pequeña no cogió portería. A pesar de no dominar, el Osasuna Promesas mostró sus cartas: explosividad y juego directo y el Nàstic estaba preparado. Nacho González, que fue padre la última semana, fue el jugador más atento en defensa para detener las acometidas locales.

Con respecto al ataque, el protagonista fue Pablo Fernández. En un duelo de juego aéreo, el asturiano era la principal arma del Nàstic para avanzar metros y también para buscar el remate. Andy Escudero era su escudero. El extremo intentó un chute desde la frontal que fue bloqueado por una telaraña de piernas formada por los tres centrales del conjunto navarro. Poco después, centró el esférico en el área hacia Pablo, pero el remate del delantero se marchó muy desviado, pero eso fue todo durante la primera mitad. Sea por el terreno de juego o por el nivel de los dos equipos, el partido se convirtió en una lucha en medio del campo con poca intensidad en cualquiera de las dos áreas y se marchó con empate al descanso.

A la reanudación, el guion se mantuvo. En la primera jugada, el Nàstic generó una ocasión a través de una transición, pero la definición d'Escudero fue a las nubes. Este fue el mejor ejemplo de lo que fue el Nàstic durante el partido: pocos remates entre los tres palos y menos acierto.

Sort y desgracia

Los de Dani Vidal no estaban cómodos. Desde la salida de los vestuarios, los grana estaban erráticos y, poco a poco, el duelo cogió un tono que favoreció el Promesas. El filial navarro tenía una intención clara, frenar en el Nàstic con cinco defensores y con velocidad al ataque para aprovechar las pequeñas rendijas que dejaba la defensa grana.

El Osasuna Promesas atacaba por las bandas y, por allí, llegó el primer gol. Adama Boiro centró en el primer palo y, por suerte o por desgracia, Bujan erró en su remate. La ocasión habría sido clara, pero al fallar y sólo tocar el esférico tímidamente, dejó la pelota muerta en el segundo palo dónde estaba Eneko Aguilar. Aqeust le ganó la partida a Montalvo y marcó. El gol fue como un puñetazo y dejó el Nàstic aturdido. Dani Vidal empezó a mover el banquillo, pero ni Gorka Santamaría, ni Jaume Jardí ni Gorostidi ni Tirlea fueron significativos. Los grana establecieron un juego letárgico en medio del campo y precipitado al área rival. De hecho, la suerte no acompañó ni en una de las mejores virtudes: la pelota parada. Los grana centraron en el segundo palo y Nacho remató en el travesaño. La pelota cayó muerta dentro del área, pero ninguno de los jugadores grana consiguió tocarla.

Todo aquello que eran sonrisas hace un mes, se convirtieron en lágrimas de un Nàstic que no supo reaccionar al gol del Promesas. Si no fuera por el cabezazode Nacho, los grana no habrían rematado entre los tres palos y continúan sin gol, sin encontrar la victoria y cerrando una semana de pesadilla.

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