El Nàstic y la falta de gol: un problema que se ha convertido en un bloqueo mental

El problema con el gol ya se ha convertido en un bloqueo psicológico. Con el empate a cero contra el Sestao River, el Nàstic sumó el cuarto partido consecutivo sin perforar la portería rival ni una vez. Esta crisis apareció la semana de tres duelos y se acentuó el último domingo.

En estos encuentros, los grana han tenido las ocasiones de todas las maneras posibles. Desde remates de córner a tiros lejanos e, incluso, desde el punto de penalti. Las consecuencias de esta sequía han afectado más al rendimiento del equipo que a la situación en la clasificación. El Nàstic es el séptimo y está a tres puntos del play-off , pero lo que preocupa es el estado de ánimo de un equipo que suma ya seis jornadas sin sumar tres puntos y que no supo vencer a un equipo que fue prácticamente inofensivo.

El técnico grana, Dani Vidal, destacó que «sentimos impotencia porque no era un partido de ganar uno a cero, sino por más goles. Si hubiéramos marcado en los primeros minutos, las precipitaciones no habrían pasado». De hecho, los grana generaron ocasiones claras para marcar. En los primeros veinte minutos, Pablo Fernández tuvo por partida doble. Primero, se desmarcó para recibir un pase filtrado de Andy Escudero, pero fue muy lento en la resolución y se dejó atrapar por un defensor que bloqueó el remate.

En la siguiente jugada, probó con un cabezazo potente desde el segundo palo, pero, entonces, un defensa evitó el gol desde la misma línea. Jaume Jardí remató solo en el punto de penalti una jugada de pelota parada ejecutada por Borja Martínez, pero la pelota salió fuera. Finalmente, Marc Fernández protagonizó la mejor ocasión. Casi en el minuto noventa, la defensa del Sestao falló y facilitó una situación de mano a mano entre Marc Fernández y el portero. Con la portería casi vacía, erró el tiro con la mala suerte que se lesionó en el momento del golpeo.

Las ocasiones las tuvieron, pero también dieron signos de nerviosismo. El Sestao River, el antepenúltimo clasificado, llegaba al Nou Estadi con un plan de partido simple. Después de cargarse con 120 minutos de partido de Copa del Rey días antes, su objetivo era no perder. Eso quedó reflejado durante el duelo porque el conjunto vasco fue prácticamente inofensivo y Varo no tuvo que actuar. Los grana dominaban, y después de las ocasiones falladas, se mostraron, por primera vez, sin ideas en ataque. A partir de la media hora de la primera mitad y en parte de la segunda, el Nàstic se bloqueó. Las jugadas morían con pases precipitados y pases en largo a un solitario Pablo.

La última vez que el Nàstic acumuló seis partidos sin marcar fue en la temporada 21-22. Entonces, Raül Agné estuvo contra las cuerdas después de una derrota por 0-3 contra el Andorra. El equipo se recompuso y rompió la dinámica con un 0-3 a domicilio contra el Betis Deportivo y acabó a un paso del ascenso. Los de Vidal ya han demostrado este año de lo que son capaces. La única medicina para cuidarse del bloqueo mental es una victoria contra el Real Unión que aporte la confianza que los grana han perdido en los últimos partidos.