No hay manera (1-1)
El Nàstic acaba empatando un partido en el cual generó una decena de ocasiones de gol, pero en el cual dejó vivo el Irún y acabó sumando un punto amargo
La crisis de resultados continúa. El Nàstic se lleva un punto amargo contra el Real Unión en un partido trabajado, pero que quedara en nada por culpa de un error defensivo en los últimos minutos. Los grana generaron más de una decena de ocasiones al arranque del primero y segundo tiempo. Pablo Fernández rompió la sequía goleadora, pero los grana dejaron vivo al conjunto vasco y lo pagaron con un gol de Escobar que dejó el equipo con un palmo de narices.
Dani Vidal prometió cambios al once, y la realidad es que fueron mínimos. Unai Dufur sustituyó al lesionado Nacho González en el eje de la defensa y David Concha entró por Mario Rodríguez. El resto, repitieron con respecto al partido contra el Sestao River.
Los grana necesitaban una victoria y un gol para romper la crisis de resultados y la realidad son que entraron al partido plenamente concentrados en la portería rival. Los grana rápidamente se hicieron con el dominio del esférico y, por la banda izquierda de Joan Oriol i Concha, empezaron a picar piedra. La primera gran ocasión la tuvo a Andy Escudero. David Concha se la dejó a la frontal del área y el extremo alicantino remató sin pensárselo dos veces y estrelló la pelota en el palo. Poco después, la jugada se repetía, pero con Pablo como protagonista. El delantero bajó el esférico con el pecho, pero el remate fue a las nubes. Con todo, las órdenes estaban claras: menos driblar y más chutar.
Los grana insistían y ahogaron el Irún en su área. Por la derecha, Jaume Jardí buscó el espacio al vértice del área. El reusense colgó la pelota hacia Pablo en el segundo palo y, como un auténtico killer, peinó la centrada para marcar mientras que los dos centrales y el portero rival hicieron la estatua. Toda la plantilla de Nàstic celebró la diana con euforia. Después de cuatro partidos, los grana rompieron la sequía goleadora con un gran inicio de partido. En media hora, los grana alcanzaron un remate en el travesaño, dos chutes a puerta y un gol.
Con el 0-1, el Real Unión despertó. Los vascos también tenían facilidades para colocar pelotas en el área del Nàstic. La primera la tuvo Solís. El mediocampista se plantó dentro del área, pero el remate lo bloqueó Trigueros. El partido se abrió. Los de Dani Vidal también tuvieron ocasiones para marcar el segundo. En una jugada de córner muy cerrada, el portero paró el remate de Pablo, pero la pelota quedó muerta en el área. El bote estuvo cerca de atravesar la línea, pero un defensor la sacó.
Los grana dio un paso atrás y el Real Unión lo aprovechó. Los vascos no son el segundo equipo más goleador de casualidad. El Real Unión colgaba pelotas y también remataba desde la frontal, pero entre los defensores grana y Alberto Varo el partido fue al descanso con empate a cero.
A la reanudación el Nàstic salió con la misma fuerza. En cuestión de diez minutos, los grana generaron hasta tres ocasiones. De esta manera, el Nàstic dejó el Real Unión vivo. Los grana tuvieron muchísimas ocasiones para cerrar el partido, pero no lo hicieron, así que el plan de partido se transformó al aguantar el resultado.
Vidal puso el autobús en defensa. El técnico grana dio entrada a Recio, Sanz y Gorostidi. Todo jugadores defensivos que se dedicaron a sacar agua como podían del barco. Varo fue el héroe y paró uno mano a mano contra Escobar para mantener el resultado. El Nàstic aguantaba como podía todas las acometidas del Real Unión de Irún, pero en los últimos minutos, la defensa flaqueó.
Pablo Trigueros erró y habilitó una centrada lateral del Real Unión. La pelota fue al área pequeña y, Escobar, se adelantó tanto a los defensores como Varo, que salió con el pie en vez de atrapar el esférico, y marcó el empate. Durante el inicio de la primera y segunda mitad, el Nàstic generó más de una decena de ocasiones, pero sólo marcó un gol y, en un abrir y cerrar de ojos, todo este trabajo se malbarató por un error defensivo.
Los grana se quedaron con un palmo de narices y con un punto muy amargo. El Nàstic rompe la sequía ofensiva, pero suma siete partidos sin ganar.