Baloncesto
Jordi Llagostera, toda una vida latiendo de rojiblanco
El 4 se retira este año a sus 28 años del mundo del baloncesto después de once temporadas en el CB Valls
Jordi Llagostera decidió cerrar una etapa anunciando la retirada del mundo del baloncesto después de vivir toda una vida en el CB Valls. Llagos es uno de los pocos deportistas que se pueden definir como One Club Men, aquellos que han vivido toda su carrera en el mismo equipo.
Después de once temporadas dedicadas en cuerpo y alma al CB Valls, Llagostera deja el baloncesto latiendo de rojiblanco y también una huella en Joana Ballart donde siempre será el número 4.
En el exigente mundo de la liga EBA existen dos tipos de jugadores, aquellos que pueden entrenar mañana y tarde y los que tienen que compaginar el baloncesto con el trabajo. Llagostera era de los segundos y este es uno de los motivos de la retirada. «Pasan los años y pones en una balanza el tiempo que le tienes que dedicar al baloncesto y el tiempo libre que tienes y tienes que tomar una decisión», destacó.
Sus inicios en el baloncesto empiezan en la escuela Lledó de Valls cuando, a los 7 años, Emili Burch, entonces entrenador de la base del CB Valls, le abrió la puerta a este deporte. Después de 5 años en la escuela, dio el salto al CB Valls donde vivió once temporadas que dan para más de un buen recuerdo. De hecho, Llagostera forma parte de la historia de la entidad porque ha vivido cuatro ascensos, pasando de Tercera a EBA.
De entre todos estos recuerdos Llagostera subraya dos: «El primero, el año del doble ascenso. Subí con el Sénior A de Segunda a Primera Catalana y con el Sénior B de Tercera a Segunda Catalana». Además, añadió uno más reciente: «La victoria contra el CBT el año pasado en el Serrallo, por cómo lo hicimos, porque fuimos capaces de pasarles por encima».
Su último entrenador, Víctor Neila, destaca que Llagostera es «un referente que sabe aportar la energía necesaria al equipo dentro y fuera de la pista. Es una lástima que, por las lesiones, no lo he podido tener disponible tanto como querría».
Otro técnico que le guarda buen recuerdo es Oriol Pozo. El tarraconense lo entrenó durante tres temporadas y señala que «era un jugador que nunca se escondía. Aparecía en los momentos importantes y asumía responsabilidades. Era un líder en mi etapa en el Valls y una persona con un compromiso muy alto».
El sábado 6 de abril, durante el último partido en casa, Llagostera recibió el homenaje que se merecía, despidiéndose por la puerta grande del Joana Ballart en un acto que dejó en segundo plano la derrota contra el Mollet y en el que no faltó nadie para despedirse de un corazón que siempre latirá de rojiblanco.
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