Eurocopa
‘Keep calm, I'm on holiday’
Muchos ingleses siguieron el partido en los pubs de la zona de Llevant
El idilio inglés con Salou hace décadas que perdura. Los turistas dejan atrás los paisajes grises y fríos de la isla del norte para disfrutar del sol y las playas cálidas del sur. Pero los pubs, la cerveza y el fútbol los acompañan allí donde van.
Antes de que empezara el partido, muchos ingleses ya se hacían sitio delante de las pantallas de los bares y la gente se intentaba meter de pie en las barras de los pubs y bares de estilo británico, destinados a hacer que se sientan como casa. El himno de Inglaterra se cantó a cappella, con gritos de ánimo.
Con el partido empezado, pocos eran los que andaban por la calle, volviendo de la playa. Un niño escocés, vestido con la camiseta española, llamaba a Viva España a sus compatriotas en un tono provocativo.
«¡C'mon!» era el grito unánime que se sentía con las aproximaciones inglesas, substituidos por los «Oh!» cuando estas no acababan en buen puerto. El color blanco era predominante en los bares y pubs, aunque también se veían algunas camisetas y gorras de Irlanda e Irlanda del Norte.
Los ingleses seguían la acción atentos, pero calmados. Como si las vacaciones y el buen clima los hubiera cogido desprevenidos y cansados ya para gritar. Pero la crispación sí que se hacía notoria con las faltas de Carvajal y sus protestas. «¿Eres inglés?», preguntaban un grupo de chicos a otro de la misma edad que estaba solo en el bar.
Acto seguido charlaban sobre cuál creían que sería el resultado y sobre la gestión de Southgate. «Es tan joven, es increíble», comentaban al ver una jugada de Lamine Yamal. Cerca de los bares a menudo pasaban coches con banderas de España ondeando y animando la Roja, mientras los ingleses los respondían con insultos.
El gol de España se celebró antes en los apartamentos que en los bares. El decalaje en la retransmisión dejó a los ingleses fuera de lugar. «Siempre hemos concedido un gol y hemos pasado. ¡Confiad!», decía un señor mayor a un grupo de jóvenes desencantados. Y cuando los ánimos parecían más tristes, y los ingleses ya pensaban en el día siguiente en la playa, llegó el gol.
Los aficionados ingleses gritan como nadie en el fútbol. Cervezas volando y un grito agudo que se escuchaba de pub a pub. Salou fue Manchester o Londres por momentos. Les celebraciones se extendían de local en local, mientras los aficionados españoles permanecían en silencio. Por poco tiempo, hasta el gol final de Oyarzabal.
Les caras serias demostraban un Fair Play, reconociendo la superioridad de la selección española. «¡Keep calm, I'm on holiday!», decía un aficionado al escuchar el silbato final.