Nàstic
El Nàstic elimina los fantasmas
El Nàstic superó el Bilbao Athletic para romper el maleficio de los partidos fuera de casa
El Nàstic de Tarragona vestía de verde el día que enterró a los fantasmas de los partidos a domicilio. Fue el mismo color con el cual los creó ahora hace un mes cuando se dejó empatar a dos contra el Lugo y, posteriormente, encajó dos derrotas consecutivas, una de bien merecida y otra en un partido de waterpolo en Irún.
El sábado, demostraron un carácter y un estilo de juego similar al Nàstic del Nou Estadi, al del equipo del año pasado, en el Nàstic de siempre. De hecho, Dani Vidal destacó en la previa, y lo remarcó en el postpartido, que el equipo no tiene dos caras, que compite igual fuera que en casa y que los fantasmas eran más externos que intensos. El sábado lo demostró contra el Bilbao Athletic con una victoria trabajada por 1-3.
El partido del sábado no fue de los más cómodos de la temporada. De hecho, durante los primeros veinte minutos, Bilbao Athletic fue el amo y señor del partido. Los lleonets, sin embargo, se tuvieron que enfrentar contra el Águila de la Canonja. Alberto Varo hizo lo que mejor sabe y sumó hasta siete intervenciones de mérito para mantener la portería a cero.
El Nàstic estaba desintonizado por las circunstancias. Dani Vidal había preparado un centro del campo de choque con la primera titularidad de Álex López, con el objetivo de dominar la pelota. Pero no lo consiguieron en ningún momento.
El equipo se supo adaptar. Si no se podía jugar por el medio del campo, el plan B eran las pilotadas hacia Pablo Fernández y que este invente. De hecho, de esta manera el Nàstic empezó a levantar la cabeza hasta que consiguió el primer gol.
La pizarra de Iván Moreno dio muchas victorias el año pasado y, el sábado, lo volvió a hacer. Víctor Narro centró una pelota rasa hacia el punto de penalti. Allí lo esperaba Marc Fernández, que envió el esférico a la escuadra sin dudar mientras que todos los jugadores del Bilbao Athletic hacían la estatua.
En la primera ocasión del Nàstic llegó el primer gol. El marcador no era justo para el filial vasco, pero los grana fueron más efectivos. En las postrimerías del segundo tiempo, Víctor Narro, de nuevo, centró con el exterior de la bota para que Pablo anotara el segundo con un golpe de cabeza milimétrico.
Marcar con la cabeza es la especialidad del asturiano y, por eso, conserva el récord de máximo goleador con la cabeza. Esta fue la segunda asistencia de Narro quien, a su tiempo, está en el top 5 de máximos asistentes históricos de la categoría con 22 asistencias, de las cuales 5 son con el Nàstic.
Saber sufrir
En la entrada del segundo tiempo se demostró que, a pesar de ser el Nàstic de siempre, hay cosas que han cambiado. El equipo del año pasado, feroz en defensa e impenetrable una vez se pone por delante, ya no existe. Eso es así y se tiene que saber aceptar. Este Nàstic ya no dejará la portería a cero en tantas ocasiones, pero suple esta carencia con goles.
Una pequeña distracción en defensa de Dufur hizo que Iker Varela recortara distancias con el 1-2. Este Nàstic, sin embargo, aprendió de los errores.
De la misma manera que los fantasmas no aparecen solos, tampoco se esfuman sin hacer nada. Se tiene que ver un cambio, y así lo demostró Dani Vidal. Lo que el día del Lugo fue la entrada de Gorka Pérez para establecer una defensa de cinco, dar dos pasos atrás y rezar para que no empataran, el sábado fue una apuesta más valiente.
Con el 0-2, Vidal dio entrada a Álex Jiménez para elevar la presión en ataque. Además, con el 1-2, sacó a Jaume Jardí y a Antoñín para buscar el tercero. Los grana no dieron un paso atrás, cogieron impulso para acabar marcando el 1-3 y matar el partido. Así es el nuevo Nàstic. Es el Nàstic de siempre, porque sabe sufrir, pero desde la valentía de buscar goles.