Nàstic
Expectativa contra realidad
El Nàstic mostró su peor versión en el Nou Estadi y lo pagó caro contra el Bilbao Athletic
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El mediocampista del Nàstic, Roberto Torres, probando un tiro desde la frontal del área en una de las pocas ocasiones del conjunto grana el sábado.
El Nàstic de Tarragona completó el último sábado el peor partido de la temporada desde la derrota contra el Arenteiro. Los grana ejecutaron un juego gris en todas las demarcaciones y la poca intensidad y la nula capacidad de ganar cualquiera de los duelos se acabó traduciendo sobre el césped con un equipo sometido contra un Bilbao Athletic mejor ordenado y con un talento exuberante.
Jugando como lo hizo contra el Bilbao Athletic el sábado, el Nàstic no podrá competir para alcanzar el ascenso. El traspié del resto de equipos de la temporada mantienen al equipo en el play-off de ascenso, pero la imagen mostrada contra el filial vasco pone un objetivo como quedar en primera posición como una utopía. Ahora mismo, las expectativas chocan contra la realidad. Después de la herida contra el Málaga, todo nastiquer tiene en el punto de mira el ascenso de categoría, y si es en la primera posición y evitar un play-off, mejor. La realidad es que, hasta ahora, el conjunto grana se ha mostrado como un equipo irregular, un aspecto que comparte con el resto de equipos de la zona noble. De hecho, sólo un equipo ha demostrado ser constante, sin ser maravilloso como el Deportivo de la Coruña el año pasado: la Cultural Leonesa. Por este motivo, es el líder que nadie es capaz de superar.
De esta manera, el conjunto grana parece que ha entrado una vez más en un círculo vicioso. Después del play-off de Vigo, la entidad grana buscaba el ascenso directo para recuperar la Segunda División, y resultó en una temporada más que complicada con tres cambios en el banquillo. Con esta experiencia, el año pasado se mantuvo un discurso más férreo del partido a partido, una narrativa que no desapareció hasta el tramo final de la temporada. Finalmente, después de la herida del 22 de junio, la rueda vuelve a girar.
En la previa al duelo contra el Bilbao Athletic, el presidente ejecutivo del Nàstic, Lluís Fàbregas, expresó en los micrófonos de Tarragona Ràdio que el objetivo prioritario es quedar primero, mientras que el técnico Dani Vidal apuntó en el postpartido que «no saldré del discurso de ir partido a partido, porque mirar más allá es una carga innecesaria». La realidad es, que en una liga tan convulsa y competida como la Primera Federación, ahora mismo no se puede aspirar más que en consolidar el play-off y sólo se podrá mirar más allá si se consigue una regularidad que ahora mismo no se tiene.
En el duelo contra el Bilbao Athletic las alarmas saltaron muy pronto. Los grana acabaron por sucumbir al juego asociativo y veloz de un conjunto de Lezama enratxat. El filial vasco jugó de una forma ordenada y veloz, exuberante de la confianza en que te da sumar cinco victorias consecutivas. Este tipo de racha es capaz de sacar un equipo que era penúltimo en la clasificación hasta ser un contendiente a entrar en el play-off de ascenso ganando en el estadio de un equipo casi imbatido en su estadio.
El Nàstic se vio sufriendo por esta dinámica, pero el gol encajado en el primer cuarto de hora de partido acabó por desbordar al equipo. Desde entonces, no salía nada, ni con pelota ni sin. Sólo hubo pequeñas chispas. A la primera mitad, Víctor Narro pudo hacer el empate con un tiro en la escuadra que el portero visitante le sacó. En la segunda mitad, Antoñín Cortés tuvo el empate en sus botas con un remate cruzado en la media vuelta que el portero también detuvo. De hecho, aquella muestra de iniciativa despertó un poco a un Nàstic que, hasta entonces, carecía del impulso necesario para buscar el empate. El gol de Varela poco después no hizo más que confirmar la realidad de la derrota. La realidad de un Nàstic que necesita ser más regular y mostrar más a menudo las virtudes que esta temporada ya han salido con anterioridad.