Diari Més

Crónica

Hasta la final (2-1)

El Nàstic se zampa al Ceuta en una mágica primera mitad de Godoy y Joan Oriol y sabe sufrir para disputarse el ascenso contra el Málaga

Alan Godoy celebrant el seu golAdrian Disch

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El Nàstic se jugará el ascenso contra el Málaga. Los de Dani Vidal superaron 2-1 al Ceuta en un partido de dos caras que tuvo un ambiente de auténtica final. Con el Nou Estadi lleno, el Nàstic se va zampó el Ceuta al primer tiempo para poner el 2-0 con unos mágicos Godoy y Joan Oriol. Al segundo tiempo, el Nàstic tuvo que aguantar los ataques de un Ceuta que calentó el duelo para clasificarse con un 2-1.

El partido empezó dos horas antes de que el árbitro silbara. El ambiente en el Nou Estadi Costa Daurada era de los duelos clave y los jugadores sintieron el empuje de la afición desde que bajaron del autobús. Este fue un aliciente más para un Nàstic que puso en marcha el partido totalmente enchufado.

La primera del partido fue del Nàstic y, como no podía ser de otra manera, surgió de un córner. Jaume Jardí centró en el primer palo, donde estaba Óscar Sanz. El mediocampista grana remató con el exterior de la bota y la pelota salió bombardeada, para acabar saliendo fuera, fregando la escuadra. Poco después, Alan Godoy probó suerte con un chute lejano que salió fuera sin peligro. El delantero canario irradiaba confianza y eso se notó desde la presión que ejercía hasta sus remates.

El Ceuta, sin embargo, no se quedó atrás. Rodri Ríos volvió a convertirse en el centro de todas las miradas después de que, con un control orientado preciso, transformara una pasada entre líneas en una ocasión clara de gol. Alberto Varo no dudó y salió volando a tapar los agujeros. El Águila de la Canonja ganó el mano a mano parando el peligro.

Del posible 0-1, el partido fue al 1-0. En la siguiente jugada, Pol Domingo cazó un rechazo en medio del campo para convertirla en una asistencia. Eso fue posible gracias a Alan Godoy. El canario controló el esférico con un toque sutil que le valió para colarse entre los dos centrales y, con toda la clase, remató limpiando el palo derecho para marcar el 1-0. El canario es toda una estrella que cada día brilla más.

El gol encendió el partido, pero el Nàstic se mantuvo sólido. El juego de los grana era totalmente diferente del de la semana pasada y consiguieron evitar la circulación rápida e incisiva del Ceuta en ataque. Los de Dani Vidal los tenían controlados tanto en defensa como en ataque. El Nàstic lideraba el caos de pelotazos y jugadas rápidas y buscó la portería rival continuamente.

Con el Nou Estadi vibrante, la magia empezó a aparecer. Joan Oriol se inspiró y, él solo, marcó medio gol del 2-0. El capitán, con una finta, se sacó de encima Danese para ganar metros hacia el área. El siguiente recurso fue una bicicleta que sirvió para driblar al central y colarse dentro del área. Allí, entre dos jugadores del Ceuta la centró al milímetro hacia el punto de penalti donde Borja Martínez marcó el 2-0 a placer.

Todo el banquillo grana y saltó para celebrar el gol con Joan Oriol, porque la maravilla fue suya. El gol transformó la tensión en agresividad y el partido se empezó a calentar en el banquillo del Ceuta y también en su parte de la gradería.

A la reanudación, el partido bajó revoluciones. El Nàstic dejaba jugar y el Ceuta tenía demasiados nervios en las piernas. Con todo, la calma pasó a tormenta en cuestión de segundos.

El central del Ceuta, Lolo, remató una centrada en el área pequeña en las nubes. Era el primer aviso de uno Ceuta que empezaba a enchufarse. Poco después ocurrió la tragedia. En una falta lateral, Varo y Marc Fernández fallaron en la coordinación y el rechazo del delantero dejó vendido la salida del Águila. Como no podía ser de otra manera, Rodri soltó el rechazo para marcar el 2-1.

El gol dio alas al Ceuta que, poco a poco, también calentaba más el partido y los enfrentamientos fueron frecuentes, de hecho, en uno de estos provocado por Rodri Ríos, Dani Vidal acabó expulsado. Sobre el césped el Nàstic aguantaba y el Águila volaba. Un coscorrón desafortunado en propia de Trigueros forzó que Varo, en pleno vuelo, sacara una pelota de la línea con la mano para evitar el 2-2. Sufriendo hasta el final y con Gorka Santamaría a punto de hacer el tercero, el Nàstic ganó su billete a la final.

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