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El Málaga gana el primer asalto, pero el Nàstic sale vivo (2-1)

Dos goles de Roberto, uno de ellos de penalti, fueron suficientes para derrotar un Nàstic que plantó cara a una Rosaleda vibrante

Jaume Jardí durante el partido contra el MálagaJoan Carles Borrachero

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El Málaga gana la primera batalla, pero no la guerra. Roberto en dos ocasiones puso el 2-1 final de un Nàstic concentrado y defensivo, que aguantó el empuje de la Rosaleda y de un Málaga motivado. Dos goles con polémica superaron el Nàstic, con uno primero de córner cuando el equipo sacaba una segunda pelota sobre el césped y un segundo de penalti por un agarrón dentro del área. Con todo, con un golazo de Concha y una salvada increíble de Pol Domingo para evitar el 3-1, el Nàstic todavía está vivo. Toca remontar en el Nou Estadi Costa Daurada y sólo vale ganar.

El Nàstic se presentó a la batalla con el once de gala. La entrada de Borja Martínez por Gorostidi fue el único cambio de un equipo que estaba concentrado y preparado para recibir la presión de las 30.000 personas de la Rosaleda.

De esta manera, el Nàstic empezó fuerte y con garra y, de hecho, la primera ocasión no tardó al llegar. Entre Pablo i Godoy y Godoy y Pablo surgió la magia. El canario le filtró la pelota hacia Pablo que, a solas, se adentró en el área pequeña. El asturiano devolvió el favor a Godoy y le sirvió el remate bandeja. El rayo del Nàstic encañonó la portería, pero Alfonso Herrero demostró porque es de los mejores porteros de la categoría y le paró. Era una ocasión clarísima y, el partido, empezó de la misma manera que el Ceuta-Nàstic, con los de Dani Vidal perdonando.

El Málaga no retrocedió y, espoleados por su afición, subió la velocidad del partido. Ferreiro encontró el primer espacio y, el extremo del Málaga, remató hacia la escuadra sin dudar. Entonces, el Águila se elevó para parar el chute. Los dos porteros dejaron ver su calidad. Los minutos pasaban y el Nàstic se mantenía sólido sobre el césped y con decisión mediante las jugadas laterales. Por otra parte, la defensa grana aguantaba las acometidas con seriedad.

Poco a poco, el Málaga cogía más dominio y el Nàstic sólo se podía centrar en defender. Y, de esta manera, las aproximaciones se convertían en ocasiones. Un pase largo dejó la pelota entre Nacho i Trigueros, en un espacio donde estaba Roberto, el 'killer' del Málaga. El delantero se escapaba a solas hacia la portería, pero Trigueros lo atrapó y, cayendo, también tiró al suelo al punta del Málaga. La Rosaleda reclamaba penalti, y probablemente lo era, pero el árbitro no lo vio.

En ataque, el Nàstic empezaba a desaparecer y sólo provocó peligro desde la distancia y desde el córner. Primero, Concha, probó suerte desde la frontal con el pie derecho, pero Herrero le detuvo el tiro. Después, el Nàstic probó la jugada Santi Coch en un servicio de esquina, pero el remate de Trigueros solo al punto de penalti salió fuera y el árbitro anuló la jugada.

El Málaga dominaba el ataque y eso hacía brillar a Pol Domingo y Varo con paradas contundentes. Finalmente, los locales tuvieron una clara. Una centrada lateral por la izquierda se envenenó con el remate de espuela de Roberto. La pelota se paseó por el área pequeña sin que nadie la rematara y, de hecho, finalmente fue a puerta con un chute desde la frontal de Genaro que fue a las nubes. Todavía no estaba todo dicho a la primera mitad. Ya en el tiempo de descuento, el Málaga fue astuto en una jugada de córner. Batanea centró el servicio de esquina cuando una segunda pelota estaba sobre el terreno de juego. El Nàstic estaba descolocado y desconcentrado por la pelota y Roberto lo aprovechó rematando en el primer palo a bocajarro y superando Varo. Los jugadores del Nàstic protestaron por la validez de un gol con dos pelotas dentro del área, pero no había nada que hacer. El árbitro lo permitió, el gol subió al marcador y el partido fue al descanso. Los grana recibieron un gol cuando peor hacía.

Tocaba volver a levantarse. Dani Vidal se encargaría al descanso, y así lo hizo. El Nàstic salió con fuerza y, en la primera, empató mediante 'Magic' Concha. Pablo Fernández ganó la posición en el córner y se la sirvió a Concha. La magia surgió en las botas del extremo, que encaró el área y, con la derecha, encontró una rendija que sólo él vio para marcar el 1-1.

El gol no hundió el Málaga, sino todo el contrario, lo volvió a encender. El empuje local llegó por las bandas mediante centradas laterales que conectaban con los rematadores, aunque no iban entre los tres palos. El conjunto local volvía a llevar la batuta y, en un córner, se encontró de nuevo con la suerte. Sea para compensar el penalti no silbar a la primera mitad o no, en una tímida cogida en el área de Trigueros, al árbitro silbó la pena máxima. Les protestas grana acababan en amonestaciones. En los once metros, Roberto ganó el duelo a Varo. El Águila adivinó la dirección, por la derecha, pero no pudo parar el 2-1.

La Rosaleda vibraba y el Málaga lo hizo con ella. El duelo estaba más cerca del 3-1 que del 2-2, así que el Nàstic se tuvo que centrar al parar en Roberto y las espadas de las bandas. El equipo estaba contra las cuerdas, pero aguanta va como podía para evitar una sangría.

Al descuento, un ángel bajó al césped y se llamó Pol Domingo. Roberto, por quinta vez, se coló a solas entre las líneas defensivas grana y encaraba a solas a Alberto Varo. Con el corazón grana, Domingo corrió, atrapó al delantero y tapó a trayectoria para que el propio Roberto tropezase con el balón. Domingo evitó a un 3-1 que habría sido muy doloroso. Domingo había dado una nueva oportunidad al Nàstic.

Aunque Escudero tuvo el 2-2 con un tiro desde la frontal, el Nàstic acabó perdiendo la primera batalla contra el Málaga. Eso sí, el equipo todavía está vivo. Toca remontar en casa. Sólo vale ganar en el Nou Estadi Costa Daurada. El Nàstic está vivo.

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