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El Nàstic pone en marcha el espíritu de la remontada en el Nou Estadi Costa Daurada

A los grana sólo les vale una victoria y los jugadores, el club y la afición se unen para que el estadio sea una olla a presión

Nacho González aturant a Roberto.

Nacho González parando a Roberto.Málaga

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Cuando el árbitro silbó el final del partido el último sábado, el Nàstic ya dio el primer paso para alcanzar la remontada. Los jugadores, los técnicos, la directiva y los aficionados se unieron en un grito para llenar el Nou Estadi Costa Daurada para que la final del sábado a los 21 horas sea una olla a presión. El Nàstic será equipo de Segunda División si gana el partido y la rabia de esta derrota es la mejor gasolina para alcanzar la épica en Tarragona.

A pesar de la derrota, el Nàstic consiguió salir vivo de la Rosaleda. Casi 30.000 personas hicieron vibrar un estadio de superior categoría, pero el Nàstic no se encogió. De hecho, los grana hicieron más que plantar cara, también tuvieron sus ocasiones claras de gol más allá de la diana de David Concha. Defensivamente, el equipo aguantó los impulsos del Málaga y sólo recibió dos goles en pelota parada, el primero en un córner rápido que cogió a todo el mundo desprevenido y, el segundo, de penalti. En el minuto 91 de partido, entre Nacho González y Pol Domingo evitaron que Roberto Fernández, el killer del Málaga, encarara a Alberto Varo para poner el 3-1. El Málaga se acordará de esta jugada el próximo sábado, así lo dijo Pol Domingo en la rueda de prensa postpartido: «Le he dicho a Nacho que gracias a esta jugada subiremos. Era importante no recibir el tercer gol. Estamos vivos y sé que con nuestra gente lo conseguiremos». Con este resultado, el Nàstic sólo necesita ganar en el Nou Estadi Costa Daurada para ser equipo de Segunda División. Si es por la mínima, los grana tendrán que pasar el trámite de la prórroga antes de celebrarlo ante la afición. De la misma manera que en Ceuta, el Nàstic sale vivo del último desplazamiento de la categoría y con todo para decidir dónde es más fuerte, en el Nou Estadi.

Dani Vidal también señaló en rueda de prensa que «los jugadores ya tienen unas ganas increíbles de jugar la vuelta el sábado». El técnico grana no salió satisfecho con el resultado porque «no merecíamos la derrota», con todo, tiene claro el mensaje de cara al siguiente partido: «Tengo bien claro que veremos al equipo muy mejorado».

Respecto a la directiva, el presidente Josep Maria Andreu también habló el sábado para destacar que «sólo puedo decir que estoy orgulloso por la afición, por los jugadores y por los técnicos. Hemos dado la cara y hemos merecido más. Estoy convencido de que remontaremos en casa». El presidente añadió que en casa «tenemos las máximas posibilidades» y así lo transmitió también a la plantilla.

Finalmente, la afición también fue protagonista. Desde los más de 500 desplazados que se hicieron sentir desde el rincón alejado de la Rosaleda, hasta los millares que volvieron al Parque Francolí para animar a su equipo a distancia, salieron convencidos del mensaje «estamos vivos». En las redes sociales, los nastiquers ya se organizan con el hashtag #TothomDeGrana para convertir el Nou Estadi Costa Daurada en un «infierno». La confianza en los jugadores es máxima.

De esta manera, el Nàstic hoy empieza una semana clave, pero el primer paso para la remontada ya lo dio a todo el mundo ayer.

Indignación por la actuación arbitral

El Nàstic tampoco salió del todo satisfecho con la actuación arbitral del sábado. Los dos goles que recibieron el equipo fueron evitables, pero válidos. Sin embargo, Dani Vidal fue claro y apuntó que «quiero que haya un criterio único para saber cuánta fuerza tiene que utilizar un defensa para defender una jugada. Acciones como el penalti que nos han silbado hay muchas durante los partidos y no siempre se silba». De hecho, Óscar Sanz sufrió una similar poco después del penalti del Málaga, pero el árbitro hizo caso omiso. En referencia al primer gol, Vidal reconoció que «no podemos caer en este error», pero añadió que «la lluvia de pelotas dentro del campo fue surrealista, los jugadores no sabían si sacarlas o no». Por otra parte, el presidente, Josep Maria Andreu, fue claro: «Sólo pido un árbitro como este en el partido en Tarragona».

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