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El Nàstic, a reponerse del golpe más duro de la historia reciente de la entidad grana

Perder el ascenso en el último minuto de la prórroga fue el final más amargo posible

Pablo Fernández i Andy Escudero abraçant-se i plorant envoltats d’aficionats del Nàstic.

Pablo Fernández y Andy Escudero abrazándose y llorando rodeados de aficionados del Nàstic.Adrian Disch

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Tres días después, el ascenso frustrado del Nàstic a Segunda División todavía hace mucho de daño tanto a los aficionados, como al cuerpo técnico, plantilla y al club. Perder el ascenso a Segunda División en el último minuto de la prórroga –después de dominar el Málaga jugando con un hombre menos durante toda una hora– es el final más cruel posible de una temporada de lucha y de ilusión. El del sábado fue, sin duda, la vez más dura de la historia reciente del Nàstic de Tarragona, superando el ascenso frustrado en Vigo contra el Villarreal B en 2022 y la derrota en Llagostera, el año 2014.

Jugar año tras año en Primera Federación tiene un coste elevado económicamente. Tanto el Nàstic como el resto de equipos de la categoría presentan pérdidas cada temporada. El conjunta grana tuvo que recortar el presupuesto un 30% y subir a Segunda División era una doble solución, tanto a nivel económico como en el deportivo, que es la categoría que el Nàstic se merece. Con la continuidad de Dani Vidal, acompañado de Iván Moreno y Jordi Abella, la entidad apostó por un equipo formado por jugadores de la casa con el retorno de hombres como Alberto Varo, Óscar Sanz y Jaume Jardí.

El grueso del equipo se completó pronto y, desde el primer día, mostraron una unión poderosa que se acabó contagiando con la afición. El proyecto de Dani Vidal no sólo enganchó al Nàstic en la parte alta de la clasificación durante toda la temporada, sino que también revivió la llama nastiquera en Tarragona. Era un hecho habitual ver más de 7.000 personas en el Nou Estadi cada 15 días, así como la interacción de los jugadores con los aficionados a través de las redes sociales. Incluso, los más nuevos, como Alan Godoy, se imbuyeron en esta dinámica y sentimiento. El último sábado significó la culminación de esta unión, con un ambiente cargado con más de 14.500 almas en el campo, pero que acabaron viviendo el peor final posible del que el Nàstic se tendrá que volver a levantar.

El Nàstic compitió durante más de una hora con un hombre menos. Después de la rigurosa expulsión de Nacho, los grana mantuvieron la presión y el dominio y obtuvieron el premio del gol de Godoy para forzar la prórroga. En la primera parte del tiempo extra, Gorka Santamaría marcó su primer gol de la temporada para poner el 2-0. Parecía el guion perfecto, pero se acabó ennegreciendo con el show del árbitro. Animado por un grupo de aficionados de Gol de Muntanya que lanzaron pelotas al campo, Eder Mallo detuvo el partido durante 7 minutos. Este tiempo dio aire al Málaga para reorganizarse. Además, el gol de Antoñito, correspondiente al 2-2, llegó después de un posible control de pelota con la mano.

El árbitro sube a Segunda

El árbitro del Nàstic-Málaga, Eder Mallo Fernández, ha sido premiado por el Comité Técnico de Árbitros con el ascenso a Segunda División, después de las polémicas vividas en la final. Sin embargo, Daniel Palencia Caballero, que silbó el partido de ida, también ha subido de categoría.

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