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Fútbol

Derrota cruel bajo la lluvia (1-2)

Un gol del Barakaldo en el último minuto del partido resulta en la primera derrota de la temporada de un Nàstic que ha merecido más

Antoñín durante el partido contra el Barakaldo.Cedida

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La primera derrota de la temporada y de la forma más cruel posible. El Nàstic cayó contra el Barakaldo después de un gol de Sannadi en el último minuto del partido. Los grana han merecido y han podido conseguir más que un empate, pero la falta de acierto en los metros finales han acabado por condenar los tarraconenses. De hecho, poco antes del gol final, Álex López ha tenido el 1-2 en sus botas después de un contraataque perfecto en el minuto 89 que el de Terrassa no ha transformado. El Nàstic ha bregado bajo la intensa tormenta en Lasesarre, pero ha fallado en la contundencia en las áreas.

El duelo, sin embargo, empezó de cara para el Nàstic. Dani Vidal tuvo claro una máxima del fútbol y de la vida: si funciona, no lo cambies. El técnico grana repitió el once de la victoria contra el Tarazona y, en los primeros minutos el partido funcionó. Una tormenta se convirtió en la protagonista en Lasesarre y, bajo el aguacero, el Nàstic salió más fuerte.

El conjunto de Dani Vidal no tardó ni un minuto al tener la primera ocasión del partido. Víctor Narro condujo por la izquierda y colgó en el área pequeña una pelota que Pablo no llegó a rematar por poco. Este era un aviso de un extremo grande que quería reivindicarse. Con todo, la primera ocasión clara del partido tuvo otros protagonistas. Antoñín Cortés restregó y ganó un duelo contra la defensa del Barakaldo. El delantero se ha convertido en un experto en crear espacios. Inmediatamente, sirvió el gol en bandeja a Pablo Fernández que, a solas en el área pequeña contra Unai Pérez, falló el mano a mano. Dos minutos después, el asturiano lo probó de nuevo con un remate eléctrico desde la frontal del área que salió rozando el palo izquierdo de Pérez.

El Nàstic perdió una ocasión de oro y, en esta partida de ajedrez particular entre el Barakaldo y el Nàstic, empezó el turno del conjunto local. Los grana reinaron sobre el césped en los primeros veinte minutos con un Víctor Narro especialmente entonado tanto en ataque como en defensa. La sensación era la de un Nàstic superior y más cerca del gol. Con todo, los vascos aguantaron la presión y encontraron la manera de protagonizar el partido de la mano de su estilo: el juego directo.

El peligro llegó por la izquierda. Los vascos no se lo pensaban. Cualquier agujero en el lateral del área se convertía en un centro. De hecho, el primero que ejecutaron vino con peligro. Sannadi, el punta de referencia, se alzó a la frontal del área para rematar de hacia la izquierda de Varo. Era lejos, pero El delantero ya demostró de lo que era capaz. De hecho, esta acción fue un aviso claro, casi un trailer de lo que sería el gol porque, en la siguiente jugada, se ejecutó la misma acción y Sannadi marcó superando en Dufur.

Con el marcador en contra, el Nàstic sufrió una tormenta más allá de la lluvia. El Barakaldo cogió protagonismo, mientras que el Nàstic sacaba agua del barco como podía para no hundirse. De hecho, durante los diez minutos posteriores al gol, los grana no hicieron nada más que defender. Como buenos marineros en alta mar, los grana sobrevivieron en la tormenta y vieron la luz del faro.

Cuando peor estaba la conjunta grana, las jugadas en pelota parada volvieron a dar frutos. Jaume Jardí sirvió en corto un córner hacia Joan Oriol que, al vértice del área, centró sin pensárselo en el segundo palo. Allí estaba Víctor Narro y, a solas, remató a placer para marcar el 1-1. Una jugada de pizarra que salió a la perfección. El partido fue al descanso con la igualdad en el marcador y sobre el césped.

La cosa no se tenía que acabar aquí. El Barkaldo quería guerra en su estadio y así lo demostraron en la entrada de la segunda mitad. En menos de un minuto consiguieron marcar, pero Buján se encontraba un metro y medio en fuera de juego. El Nàstic se adaptó al juego directo del Barakaldo. El conjunto vasco dominó el segundo tiempo colgante mil pelotas en el área, pero todas eran rechazadas.

Con el paso de los minutos parecía que el empate era el resultado más coherente. El Nàstic y el Barakaldo estaban completamente igualados, eso sí, con los grana más tímidos en ataque. Los de Dani Vidal esperaban su oportunidad al contraataque cuando el Barakaldo se desesperara. Y la consiguieron. Gorostidi lideró la carga y, con criterio, cedió el esférico a Marc Fernández. Este centró por debajo hacia la frontal del área donde llegaba Álex López desde la segunda línea. El de Terrassa estaba completamente solo. Tenía que fusilar la portería de Unai Pérez. Pero golpeó mal y la pelota se marchó floja y desviada hacia fuera.

Era la oportunidad de oro y se falló y la mala fortuna se alineó en contra. En el último minuto del tiempo de descuento, el Barakaldo marcó el 2-1. Esta vez la centrada del Barakaldo a nadie la pudo parar y Urki remató a bocajarro. Varo la paró, pero el rechazo cayó a los pies de Sannadi que marcó el cruel gol de la victoria local.

De esta manera, el Nàstic alcanzó la primera derrota de la temporada. De la forma más cruel posible, en el último minuto de un partido donde se mereció más.

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