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Antoñín Cortés, la bestia del ataque del Nàstic

El delantero obtuvo el domingo el premio a la constancia y la entrega con un gol y una remontada

El jugador del Nàstic, Antoñín Cortés, durante el partido del domingo contra la Real Sociedad B.Gerard Marti Roig

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El domingo el Nàstic de Tarragona sumó más que tres puntos contra la Real Sociedad B. El conjunto de Dani Vidal siguió dando pasos para hacer del Nou Estadi un fortín inexpugnable y completó la primera remontada en dos años. Estos tres factores tuvieron el mismo carismático protagonista: Antoñín Cortés.

El delantero del Nàstic está siendo una de las sensaciones de este inicio de temporada por su entrega y su lucha. Sobre el césped se transforma en toda una bestia que pocos defensas pueden parar. Contra el Tarazona, asistió a Pablo para poner el 1-0 y, contra el Barakaldo, fue el jugador más destacado. Sólo necesitaba una cosa por propulsarse: el gol. El dorsal 9 es un lujo y una condena. Como el 10, es un número deseado, pero está asociado con el gol. Y eso era lo que faltaba, hasta este domingo.

Aquel era su día. El Nou Estadi Costa Daurada era su escenario y él quería brillar bajo los focos. Y lo hizo. De hecho, dió un aviso en el primer minuto de partido. La presión grana hizo llegar una pelota en los pies de Antoñín y el delantero no se lo pensó, encaró la portería y remató con potencia buscando su premio. Fraga tuvo que parar la pelota en dos tiempos para evitar el gol. Este sólo era un aviso, el segundo no admitiría ningún error.

Poco después de esta jugada, la Real Sociedad B aprovechó un desajuste de la defensa para marcar el 0-1, pero eso no iba a detener la fiesta de Antoñín. La conjunta grana mantuvo el plan de trabajo inalterado, y eso se notó porque no bajaron los brazos un instante.

La constancia tuvo premio muy pronto. Era el día del punta malagueño y parecía que sus compañeros lo sabían. Montalvo levantó la cabeza y envió la pelota hacia el delantero que, con un movimiento grácil, dirigió el control para hacerse un espacio en la frontal del área, casi a la misma posición que minutos antes De nuevo, cargó la pierna derecha y repitió el misil. Esta vez, Fraga pecó de inocente y dejó la pelota pasar sin bloquearla. Se pensaba que se marcharía fuera, pero chocó con el palo.

La pelota quería acabar dentro. Aquel era su destino. Botó sobre la línea y, si hubiera transcurrido el tiempo, habría entrado sola, pero, en un intento desesperado para rechazarla, Astigarraga la empujó al fondo de la red. Así lo reflejó también Armando Ramo en el acta arbitral.

Le habían robado un gol y eso no podía pasar dos veces. Cuando Víctor Narro centró en el área, Antoñín saltó con todo por rematar. Y consiguió el premio, marcó, a pesar de recibir un fuerte golpe del defensor. El malagueño se convirtió en una bestia imparable, ganaba todos los duelos y lideraba el ataque del Nàstic. Ahora, por fin, ha abierto la lata.

El Nou Estadi Costa Daurada sabe reconocer a sus héroes. Cuando Dani Vidal le dio descanso, todo el estadio ovacionó merecidamente a su gladiador.

«La perilla del gol»

Si una cosa también tiene Antoñín es carisma. Acaba de aterrizar en Tarragona y ya se ha ganado a la afición con su entrega dentro y fuera del césped. En el postpartido, en un vídeo publicado en las redes sociales del Nàstic, bromeó destacando su nuevo look como «la perilla del gol». De hecho, añadió después en la sala mixta que buscaba un cambio y que, como ha salido bien «la mantendremos un tiempo». Además, también mostró que es solidario con el gol. No sólo porque destacó que «lo más importante es ganar», sino porque poco después de volver al vestuario, preguntó de quién era el primer gol. No para anotárselo, sino por la posibilidad de que fuera de Marc Fernández, que también luchaba por rematar. El Nàstic ya tiene su bestia del gol.

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