Diari Més

Fútbol

Apagar el ruido y sumar confianza

La situación requería una victoria fuera como fuera y el Nàstic lo alcanzó domando el tiempo añadido

El davanter del Nàstic, Pablo Fernández, durant el duel de dissabte contra el Zamora, en el qual va ser l’últim partit del Nou Estadi Costa Daurada de l’any.

El delantero del Nàstic, Pablo Fernández, durante el duelo del sábado contra la Zamora, el cual fue el último partido del Nou Estadi Costa Daurada del año.Nàstic

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El fútbol es un juego de sensaciones y dinámicas. En cuestión de dos semanas, el Nàstic pasó de vencer al Barça Atlètic y al Celta Fortuna y sentirse invencible a sumar una semana trágica de tres derrotas consecutivas. Algunas crueles, como perder en el descuento contra la Cultural, otras inmerecidas, como el duelo de Copa del Rey contra el Huesca, y la última con mucho mérito después del funesto partido contra la Ponferradina.

El sábado, el Nàstic necesitaba ganar. Fuera como fuera. Se tenían que sumar los tres puntos para volver a hacer click y apagar el ruido que provoca perder. Y lo consiguieron, en el descuento y con polémica, pero sumaron un triunfo para despedir el año en el Nou Estadio en el play-off.

El conjunto de Dani Vidal no tuvo su mejor partido ni la victoria más cómoda de la temporada contra la Zamora. Los grana se mostraron erráticos y poco fluidos en ataque. Jugadores clave del curso, como Víctor Narro y Pol Domingo, mostraron su cara menos inspirada. En definitiva, en la primera mitad el equipo ofreció una cara más similar al duelo contra la Ponferradina. Eso destinaba el partido a un insípido empate que satisfacía al Zamora, que se había presentado al duelo a perder más tiempo que a jugar, o a una derrota trágica causada por un error defensivo grana.

Con todo, los grana reaccionaron en el segundo tiempo. Quizás todavía con pocas ideas, pero con más intención. De esta manera, los grana transformaron el control estéril en aproximaciones sin peligro. La progresión era evidente, a pesar de estar años luz del juego que ha demostrado la plantilla durante la temporada.

Con el Nàstic volcado en el ataque llegó la primera acción polémica del partido. Los grana salían al contraataque. Pablo Fernández ganó la posesión y, como absolutamente siempre que intenta bajar una pelota, es cogido por la camiseta de forma descarada por el defensor. Sin embargo, consiguió alargar la jugada y Antoñín, que fue uno de los mejores jugadores del partido, dribló a su defensor con toda la clase del mundo. El delantero andaluz se quedaba a solas ante el portero, pero Olatz Rivera, colegiada vasca, no dio la ley de la ventaja y silbó la falta sobre Pablo.

El error arbitral dejó al Nàstic sin una ocasión clara de gol. Nadie se lo podía creer. Pablo y Antoñín se cayeron de rodillas al césped de la desesperación y el Nou Estadi clamó de nuevo en contra del arbitraje y la Federación.

En este punto, Dani Vidal dio entrada a Jaume Jardí y el reusense cambió el partido por completo. Si un equipo no está creativo en ataque, más vale ser directo y, con el extremo, los grana empezaron a colgar pelotas en el área. La primera, a Marc Fernández la envió fuera a pesar de rematar solo en el punto de penalti y, la segunda, también la erró Pablo entre tres defensores.

Cuando parecía que la pelota no quería entrar, el Nàstic insistió hasta obtener el premio gracias a un gol de Gorostidi a la salida de un córner en el tiempo de descuento. Hasta ahora, el añadido se había convertido en minutos malditos, pero el Nàstic los domó para poner el 1-0 que, a pesar del partido gris de los tarraconenses, era un resultado justo.

La cuestión era ganar, y el entrenador grana, Dani Vidal, destacó que «era importante ganar fuera como fuera y hemos sido merecedores de la victoria». Además, Vidal apuntó que «no pido al equipo hacer un fútbol exquisito durante todos los partidos. Este es un ideal poco realista jugar bien siempre».

Ganar es necesario porque, de la misma manera que perdiendo de forma injusta se empieza una racha negativa, sumando tres puntos con la peor versión puede ser la chispa de volver a ver al mejor Nàstic sobre el césped.

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