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El Nàstic suma un punto amargo en Tajonar (1-1)

Los grana merecieron más, pero no pudieron pasar del empate contra el Osasuna Promesas en un duelo que se decidió con dos penaltis

Jaume Jardí durante el partido contra el Osasuna Promesas.Cedida

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El Nàstic sumó un punto amargo a Tajonar. Los grana se quedaron en las puertas de la remontada en un duelo duro contra un Osasuna Promesas defensivo que se acabó decidiendo por dos penaltis. El primero, inexistente, que dio ventaja a los navarros y el que fue el segundo en dos años para un Nàstic que mereció más, pero que se tuvo que conformar con el empate.

Los grana empezaron el partido estableciendo un dominio absoluto. El Nàstic era el claro dominador de la pelota, y la primera aproximación llegó pronto con un tiro poco ajustado de Antoñín desde la frontal del área. Con todo, cuando parecía que el partido sería una balsa de aceite para el Nàstic, el Osasuna Promesas golpeó.

Un córner a favor del Nàstic se convirtió en tragedia. Víctor Narro atrapó la segunda jugada, pero la presión del Promesas convirtió la acción de peligro grana en un contraataque de manual. Sixtus salió corriendo con la pelota desde el medio del campo con Migue Leal y David Juncà por detrás. El delantero llegó al área y perdió la pelota en el último control. Con todo, Juncà lo tocó ligeramente en el brazo, no el suficiente para tirar al suelo al punta, pero el árbitro picó: penal y amarilla.

Jon Garcia resolvió la pena máxima a la izquierda de Alberto Varo. El Águila de la Canonja adivinó la dirección, pero no se estiró a tiempo para parar el penalti. El 1-0 fue como un puñetazo en la mandíbula del conjunto grana. Los grana perdieron el norte y el Osasuna aprovechó para coger el timón del partido. El filial navarro se acercaba al área con un muy peligroso Sixtus que, cada contacto que sentía dentro del área, acababa en el suelo.

Los de Santi Castillejo, con el trabajo hecho, se encerraron detrás con una doble línea de cuatro que el Nàstic no supo superar. De nuevo, contra un equipo cerrado, los grana no encontraban ninguna rendija y los ataques morían pronto con centros a nadie y pasadas perdidas, porque ni Antoñín ni Álex Jiménez se mantenían en la posición de nueve y en medio del campo costaba sacar petróleo. A pesar de las dificultades, el Nàstic tuvo el empate junto al descanso. Roberto Torres ejecutó una centrada precisa en el segundo palo y Víctor Narro remató con el pie directo en el travesaño. Con todo, quien cerró la primera mitad fue el Osasuna con una nueva transición a partir de un córner que volvió a enganchar desprevenida a la retaguardia grana. Por suerte, acabó en fuera de juego.

A la reanudación, el Nàstic se convirtió en el protagonista absoluto. El dominio grana habría sido todavía más evidente si Escriche Guzmán hubiera expulsado en Xabi Huarte por un pisotón en el talón muy feo a Roberto Torres, pero el árbitro se la perdonó.

Revolución Pablo Fernández

La entrada de Pablo cambió el partido. Los grana atacaban con más precisión y un contraataque protagonizado por el asturiano acabó con un tiro colocado de Jaume Jardí que obligó en Stamatakis a lucirse. El Osasuna sólo tuvo una aproximación final, un tiro de Arroyo que Varo bloqueó mal y Sixtus falló el rechazo con el portero vencido. Más allá de eso, el duelo se convirtió en un monólogo grana.

El encuentro se aceleró y el Osasuna no pudo mantener el bloque defensivo. Cada asalto del Nàstic era peligro evidente y, en un nuevo contraataque, Jaume Jardí centró en el área y el defensa la bloqueó con una mano clamorosa. Era penal claro, y el árbitro lo pitó. Era también la segunda pena máxima en dos años y, sin Joan Oriol sobre el césped y la negativa de Roberto Torres, fue Jardí el ejecutor. El reusense la tiró en el centro y Stamatakis la tocó con la pierna, pero la pelota acabó en el fondo de la red.

El Nàstic no se conformó con el empate. Los grana fueron ambiciosos y alargaron el asedio en la portería contraria hasta el final del duelo. Los grana tuvieron las ocasiones, pero el tiro potente de Concha se encontró un acertado Stamatakis y la volea final de Gorostidi salió por encima del travesaño para dejar en el Nàstic en las puertas de la remontada con un punto que sabe en poco.

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