Fútbol
Borja Granero: «Hablar de finales en febrero es para equipos en situación límite y no lo estamos»
El central valenciano del Nàstic llegado al mercado de invierno habla con Diari Més sobre la situación actual del equipo, de su experiencia en clubs que viven con mucha presión y también de las claves de cara al duelo del sábado contra el Ourense
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El jugador del Nàstic, Borja Granero, ayer sobre el césped del Nou Estadi.
Ahora que han pasado unos días con respecto al duelo del sábado contra el Bilbao Athletic, ¿cómo se explica la derrota?
«Bien fácil, el equipo nos superó. No ejecutamos lo que planificamos durante la semana, nos costó desde el primer minuto y no entramos en el ritmo del partido».
¿Es un partido que se tiene que analizar o más vale dejarlo pasar y centrarse en el siguiente?
«Se tiene que tratar con naturalidad, sabiendo que aquello no es lo que somos nosotros. Analizamos todos los partidos, tanto si se ganan como si se pierden. Con una derrota como esta con más motivo se tiene que mirar y trabajar, porque te da más pistas de lo que no se quiere».
¿Se habla en el vestuario sobre ultimátums en el banquillo?
«Nos centramos en el trabajo de esta semana. Por mi parte, centro toda mi energía para dar el cien por cien en los entrenamientos para ayudar tanto al cuerpo técnico como a mis compañeros de cara al partido de este fin de semana».
¿Cómo vive el vestuario una semana como esta?
«Yo soy un enemigo de los dramas y también un enemigo de los momentos de euforia. Me gusta que las temporadas sean tan silenciosas como una plegaria. Pueden pasar cosas, pero que se absorban y que se rechace lo que no es práctico, así no se gasta energía en cosas que no hacen falta. El partido del sábado ha servido para darnos un toque de atención, para dejar claro que la segunda vuelta será difícil y que todo el mundo tendrá que extraer su cien por cien».
¿Una derrota como la del Bilbao Athletic convierte el partido del sábado en una final?
«Hablar de finales en febrero... En mis dieciséis años de experiencia en el mundo del fútbol, una final en febrero es tener el equipo en una situación límite y yo no pienso que el equipo esté ni a nivel clasificatorio ni a nivel de sensaciones. Hemos hecho un mal partido, es real y evidente, pero no quita que el equipo trabaje para que las cosas salgan bien y para dar una segunda vuelta buena. El partido del sábado es tan importante como el resto de aquí a final de curso».
En tu carrera has vivido situaciones de todo tipo en equipos de alta presión como el Deportivo y el Castellón. ¿Cómo se afrontan estos tramos de temporada?
«Se asume la presión. Al final, por como ha avanzado el fútbol y la sociedad y las redes es habitual que se forme mucho ruido sobre cosas que son totalmente naturales y cíclicas en el fútbol. Si tienes una expectativa un fin de semana y no la cumples, eso siempre trae consecuencias y se tienen que asumir con naturalidad porque forman parte del trabajo. Jugadores como yo venimos a clubs así porque nos gusta esta exigencia y eso nos mejora».
El año pasado sumó un ascenso con el Castellón. ¿Cuál es la clave?
«Es la exigencia diaria. La gente sólo ve el domingo, pero desde el lunes al sábado hay una exigencia brutal y se tiene que ir al máximo. Secretos hay bien pocos. Siempre que he jugado en un equipo que ha ascendido, como el Castellón, o he entrenado en un equipo que ha optado a subir como el Racing de Santander y el Deportivo, los ingredientes eran los mismos que este año: Máxima exigencia diaria y máximo compromiso. Eso no te garantiza nada, pero te acerca mucho a lo que quieres ser. Después el fútbol te dará el ascenso o no. Aquí ya lo sufristeis el año pasado, el Nàstic merecía el ascenso y no llegó. A veces el fútbol es así».
Llegó al Nàstic después de media temporada como titular en el Alcoyano. ¿Cómo surgió la oportunidad?
«Deportivamente, me encontraba bien y lo he jugado todo. Es cierto que lo que había hablado con el club en verano no era lo que vivía en aquel momento y, en aquel contexto, decidí marcharme. Se abrió la ventana del Nàstic, que estaba buscando un perfil como el mío, y no me lo pensé porque me transmitieron la ambición y el hambre para conseguir un objetivo bonito para la ciudad y para el club después del palo del año pasado. Quiero agradecer al Alcoyano por cómo se portó conmigo, al final es un equipo donde jugaron mi padre y mi tío. Ahora he venido al Nàstic donde mi padre fue entrenador, parece que estoy siguiendo sus pasos».
Desde su llegada la afición le ha visto muy poco. ¿Cómo se describiría?
«Prefiero que la gente lo vea por ella misma con el paso de los partidos. Fue llegar y empezar a jugar, necesitaba un tiempo de adaptación y ahora que ya he entrado en dinámica estoy preparado para todo».
¿Qué puede ofrecer un perfil como el suyo en el vestuario?
«Supongo que mi experiencia. Pero vengo aquí para remar como uno más y me adaptaré a lo que haga falta. En el vestuario hay una diversidad de perfiles muy bonita y exigente, me han ayudado a adaptarme a la perfección».
Llega para cubrir una posición que ha estado en el punto de mira toda la temporada.
«Entré y fue llegar y besar el santo jugando el primer partido, pero también he vivido otros partidos desde el banquillo. En estas semanas de adaptación he hablado mucho con mis compañeros de posición. Lo que necesita un equipo es comunicación y competencia. Por eso trabajo día a día».
¿Qué espera del partido contra el Ourense?
«Un partido durísimo. En la segunda vuelta , todos los equipos se juegan alguna cosa, ya sea para llegar a la parte alta o para salir de la parte baja. El Ourense es un equipo que está en plena lucha para la salvación y estos equipos se quieren hacer fuertes en casa y eso queda claro porque no han perdido allí desde octubre. Nosotros tenemos que ser valientes desde el primer momento y adaptarnos a las circunstancias».