Gepec denuncia que los cazadores «matan» a las especies amenazadas del Delta
Se han encontrado un mínimo de 9 ejemplares de una de las especies de patos más amenazada de Europa
Un mínimo de 9 ejemplares de pato de cabeza blanca han sido encontrados en el Delta del Ebro, en unas lagunas dentro de los límites del Parque Natural. Estos patos son de la especie de anátidas (patos, ocas y cisnes) más amenazada de Europa y una de las que lo está más a nivel mundial, disfrutando de los máximos niveles de protección legal y de varios planes de recuperación.
En las lagunas donde han sido localizados estos pájaros se realizan, de forma regular, cacerías de patos. «Matar alguno de estos patos, además de ser un grave delito contra la fauna», según explica GEPEC-Ecologistes de Catalunya, «es muy negativo para la conservación de esta especie tan amenazada». Con el fin de evitarlo, desde Gepec han pedido a los Departamentos de la Generalitat de Territorio y Sostenibilidad y al de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, así como a la Dirección del Parque Natural del Delta del Ebro, que no se autorice la cacería en las lagunas donde han sido localizados y que éstas queden tranquilas con el fin de garantizar su supervivencia.
Desde la entidad también aseguran que en la zona hay otros ejemplares de pájaros y patos muy amenazadas, además del pato de de cabeza blanca, que son la focha cornudo (Fulica cristata) y la cerceta pardilla (Marmaronetta angustirostris). «En el Delta del Ebro, en lugar de encontrar un espacio de seguridad donde poder sobrevivir, estos pájaros desaparecen después de las primeras cacerías que se realizan, y a buen seguro en todos los casos se debe a que los pájaros acaban muertos a tiros», denuncian.
Es por eso que piden que se tomen medidas para cambiar esta dinámica. Además, acentúan que la actividad privada en las lagunas, «que son de titularidad pública», no deja espacio para el uso público ni «el interés global» de las mismas. «Los visitantes tendrían que poder disfrutar de estas especies y de los magníficos paisajes sin entrar en conflicto con la actividad cinegética», afirman. Y concluyen que «la caza tiene que ser una de las herramientas utilizadas en la gestión y conservación de la fauna y estar supeditada en lo que dicten las directrices de esta gestión. No como pasa ahora, en qué a menudo esta gestión y conservación se ve supeditada a la caza y a los intereses de los cazadores».