Diari Més

Reclaman escolarizar a un niño de Amposta con dificultades a quien no se le garantiza atención en el comedor

El alumno, matriculado en P3 de la escuela Consol Ferré, no puede acudir a clase sin alguien que cuide de él durante la comida, a pesar de disponer de una beca

Una de las madres que dan apoyo diariamente a las monitoras del comedor de la Escola Consol Ferré, preparando los platos.

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La comunidad educativa del colegio público Consol Ferré de Amposta reclama la escolarización de un alumno de P3 con necesidades especiales que no puede acudir a clase porque no dispone de asistencia especializada durante la hora de comer. Ante esta situación, la familia del niño, que tiene asignada una de las pocas becas que cubren todo el coste del comedor, ha decidido, de momento, que no acuda a clase a pesar de los dictámenes de los servicios sociales y los especialistas del Departamento de Enseñanza que piden su escolarización. Tanto la dirección como el AMPA del centro han movido cielo y tierra para que Enseñanza se hiciera cargo de poner los recursos necesarios para garantizarle la atención durante la comida. La Generalitat, sin embargo, responde que la competencia de todo aquello que hace referencia a la gestión del comedor es del AMPA, que actualmente ya se ve obligada a organizar turnos de voluntarios para poder atender el servicio. El Ayuntamiento de Amposta ha anunciado que, finalmente, se hará cargo de contratar a una persona para atender al niño.

Con dos hermanos más mayores escolarizados en el mismo centro, hijo de una familia en una situación socio-económica de riesgo, el niño sólo pudo asistir a clase durante una semana a principios de curso. Fue, explican desde la dirección y el AMPA, un periodo de prueba para comprobar si, con los recursos existentes, podía integrarse en la dinámica escolar. Así lo quería su familia. Y así lo pedían explícitamente los servicios sociales municipales y el Equipo de Asesoramiento y Orientación Psicopedagógica (EAP) del Montsià del Departamento de Enseñanza, con dictámenes explícitos al respeto. Se trata de un niño con dificultades de aprendizaje y motrices, con un retraso de maduración considerable. «Pensamos que venir a la escuela, tener relaciones con otros alumnos y tener unos hábitos representa una estimulación cognitiva y motriz que le hace falta», subraya la directora del Consol Ferré, Àngela Arrufat. «Socialmente es una necesidad que tiene para su desarrollo», añade.

La situación social y laboral de la madre, ocupada los mediodías, le impedía hacerse cargo del niño en la salida de la escuela, entre las doce y las tres de la tarde. Es por eso también que los mismos servicios sociales pidieron que el alumno se quedara a comer en el comedor escolar. De hecho, el Consell Comarcal del Montsià –organismo que vehicula las becas que financia la misma Generalitat- le acabó concediendo una beca que cubre el 100% del coste del servicio. Una ayuda que sólo se otorga puntualmente en casos muy específicos y de extrema necesidad. El problema, sin embargo, llegó cuando tanto la dirección del centro como el AMPA comprobaron que durante las horas de comedor el alumno requiere atención totalmente personalizada, una persona que esté exclusivamente pendiente de él para ayudarlo ante la falta de autonomía y las dificultades que sufre, incluso para comer. Pero a pesar de los dictámenes de servicios sociales y del propio Departamento reclamando su escolarización como necesaria –, incluso tratándose de un ciclo de enseñanza, el infantil, que no es obligatorio- así como la voluntad de la comunidad educativa, el alumno sigue acompañando diariamente a su madre al trabajo. «No entendemos esta descoordinación. Le dan una beca de comedor del 100% y los servicios sociales nos piden que se pueda quedar. ¿Por qué no hablan entre ellos»?, se pregunta la presidenta del AMPA, Sònia Escribà.

El problema había entrado en un callejón sin salida administrativo estos últimos meses: la directora de la escuela recuerda que si el alumno no acude a clase durante un tiempo está obligada a informar al Departamento y dar de baja la matriculación. Un trámite que ha ido posponiendo a la espera de una solución definitiva. Mientras tanto, los servicios sociales y educativos que llevan el caso se interesan por si se ha hecho efectiva la escolarización. Los padres y madres, con el apoyo del equipo directivo del centro, han movido cielo y tierra para encontrar una solución. Requirieron al Consell Comarcal, el encargado de asignar las becas del comedor, que incrementara la de este alumno. No lo consiguió. El Ayuntamiento, en un primer momento, tampoco quiso asumir el coste. Por su parte, Enseñanza intentó devolver la pelota a los padres argumentando que es la misma AMPA la responsable de gestionar el comedor y los monitores que atienden a los niños. En esta línea, les sugirió que incrementaran el coste de las comidas que pagan los padres hasta el tope máximo de 6,20 euros –cuando actualmente ya cuesta a las familias 6 euros, incluyendo la comida y los monitores- para poder contratar personal adicional.

Recurso al Síndico

Delante de este escenario, y descartada la posibilidad de cargar a los padres con más costes –que difícilmente tampoco podían cubrir los recursos necesarios-, la entidad acabó llevando el caso al Síndic de Greuges para que interpelara al Departamento, sin ningún resultado. «Si tuviera un hijo con necesidades especiales, además de todo lo que supone, resulta que no lo puedes dejar en el comedor y te lo tienes que llevar a casa», lamenta Escribà. Reconoce que, ante la imposibilidad de contratar más personal, durante los últimos años el AMPA tuvo que desestimar las peticiones hechas por padres de alumnos con necesidades especiales que querían usar el comedor –, incluso pagándolo por su cuenta, sin beca. El caso del alumno de P-3 en cuestión, sin embargo, se encontraron con la novedad que disponía de una beca del 100% y los informes de los diferentes servicios que recomendaban la escolarización con el uso del comedor. «El problema es que el próximo año vendrá alguien más y seguiremos igual», añade.

En el trasfondo de todo, aseguran las familias, despuntan los recortes y la prácticamente inexistente dotación de recursos públicos para hacer frente a estos casos. «Entendemos que el responsable es Enseñanza. Bastante hacemos gestionando el comedor cuando tendría que ser un trabajo suyo. Es un niño matriculado en la escuela y estas horas de comedor le hacen falta», asegura Escribà. Sobre el papel, y como sucede en muchos centros del país, los padres y madres de alumnos han asumido la gestión del comedor escolar: tienen que pagar el servicio de catering –muchas veces financiándolo por adelantado, cuando todavía no han ingresado el importe de las becas- y contratar monitores suficientes para tenerlo en funcionamiento. En el caso del Consol Ferré, para cumplir las ratios de monitores que impone el mismo Departamento, un grupo de una veintena de 20 padres voluntarios hace turnos diarios de tres para dar apoyo a las seis personas contratadas.

Por su parte, Enseñanza reitera que no puede dar respuesta a una petición que, aduce, escapa a sus competencias. La directora de los servicios territoriales del Departamento en las Terras de l'Ebr, Manolita Cid, ha precisado que, de acuerdo con la resolución hecha por los mismos técnicos del EAP Generalitat que reconoce las «necesidades educativas especiales» de este alumno, la escuela ya dispone de horas de velador asignadas para atenderlo durante cinco horas a la semana y una técnica de educación infantil. Pero su tarea se circunscribe, prácticamente, al horario lectivo y dentro en el aula. Según Cid, la gestión del ámbito del comedor y la contratación de los monitores que atienden a los niños fuera de las horas lectivas corresponde al AMPA por delegación del Consell Comarcal del Montsià –ente que vehicula las becas que financia la Generalitat. «No es nuestra gestión, poca cosa podemos hacer», subraya. «Si el AMPA no puede hacer frente puede devolver la gestión al Consell Comarcal, que es como se hace en otros lugares», ha añadido.

El Ayuntamiento asume el servicio

Finalmente, y delante de la presión en múltiples frentes ejercida por el AMPA, el Ayuntamiento de Amposta ha decidido hacerse cargo de la contratación de un monitor para que pueda atender las necesidades específicas del alumno durante el horario del comedor. «Hay una realidad que se tiene que cubrir. Y a pesar de que consideramos que no nos corresponde como Ayuntamiento sacar adelante este servicio, pensamos que tampoco podemos dejar desatendida la situación, más cuando muchas veces gastamos recursos en cosas que no son tan necesarias o importantes», ha subrayado el alcalde Adam Tomàs. Durante lo que queda de curso y el próximo, la contratación tendrá un coste de unos 10.200 euros. Tomàs apunta, sin embargo, que el paso adelante hecho por el consistorio tiene que ser circunstancial, porque se trata de una situación que se da en muchas escuelas de Cataluña, y en esta línea se dirigirá formalmente al Departamento de Enseñanza para que actúe para dar una respuesta global de país a estas situaciones. «La Generalitat tiene que buscar la solución, la competencia es de ellos», sostiene. «O, como mínimo, buscar la solución para que haya un acuerdo de financiación compartida. Lo que no podemos hacer es silbar como si no pasara nada porque la situación está aquí».

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