El restaurante Les Moles cumple 25 años amando|estimando la tierra y el aceite de donde nació
El establecimiento de Ulldecona, Estrella Michelin, lo celebra con un espectacular menú de 25 platos ‘trampantojos’ que les ha hecho famosos
Jeroni Castell y Carmen Sauch han trabajado de lo lindo para conseguir que Les Moles, un modesto restaurante de carne a la brasa abierto en 1992, llegue a ser conocido por todo el país.
«Hemos llegado hasta aquí porque no sabíamos que era imposible», dice irónico Jeroni, que es ahora uno de los restauradores premiados con la prestigiosa Estrella Michelin (2014). Se lo ha ganado con el sudor de muchos años aprendiendo en los fogones, pero también por su manera de ser: creativa, inquieta, ilusionada y emprendedora lo ha acompañado.
A principios de la década del 2000 visité como inspector gastronómico este restaurante «del sur» aconsejado por un abogado tarraconense. No necesité muchos platos para ver en cuanto llegaba a la mesa que lo tenía todo para convertir aquel modesto local en un lugar de referencia. A muchos les sorprendió una crítica gastronómica a la guía Gourmetour tanto visionadora: «Llegará, ya lo creo que llegará», me decía seguro. Con el paso de los años, paso a paso lo ha conseguido. Ahora no es difícil ver a Jeroniena un programa de televisión nacional o a una revista de gourmets prestigiosos. Aquel rincón, que era una antigua cantera, ha llegado donde merecía. Y seguirá subiendo. Otra intuición que tengo.
Algunos de los platos que he degustado a lo largo de esta década allí están ahora en un menú que Les Moles ha querido crear para celebrar este cuarto de siglo abierto. Se llama 'El camí que hem fet: 25 tastos per a 25 anys'. El comensal recibe en su mesa las degustaciones, con una interminable carta que va desde la «copa i puro», segundo plato del menú, después del «plato» denominado «Cambrer! El compte», que es eso exactamente: una cuenta que se come. La copa, que huele a whisky, es un caldo de verduras que la magia transforma. Lo que siempre ha caracterizado al Jeroni es la pasión por el aceite y por los productos de la tierra. No podía estar de otra manera en un lugar donde todavía viven olivos que ya estaban en época de los romanos. Muchas de sus creaciones llevan este producto, desde un helado a una «piruleta».
El trampantojos, o los platos que parecen una cosa y son otra, se han convertido en su especialidad, su magia. Lo demuestra con olivas que realmente son aceite, una algarroba que realmente es plátano, o un hot dog que realmente es atún.
El comensal se marcha de Les Moles con un neceser en el cual no falta nada, barra de labios, crema... todo es manjar. También sale con una sensación de haber estado en un parque de atracciones de la gastronomía donde se sorprende, ríe, disfruta de los sabores y del afecto de Jeroni y Carmen, que han querido presentar a la prensa, en sociedad, una celebración tan importante. El primer año que fui a aquella casita alejada del mundo, no hubiera sospechado nunca que cámaras de televisión, futbolistas famosos, cantantes o actores pasearían por aquel modesto comedor. Debe ser verdad eso que dicen que quien persigue un sueño lo consigue.