Diari Més

La memoria desenterrada de dos brigadistas caídos en el Ebro

Ivan York, un historiador aficionado anglo-americano residente en el Perelló, localiza a dos combatientes británicos enterrados en una fosa común del cementerio municipal

Plano general de las concejalas del Ayuntamiento del Perelló Carme Bladé y Maria Cinta Llaó, con Ivan York delante del foso común del cementerio municipal.

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Los dos habían recorrido caminos muy diferentes antes de encontrar la muerte en la batalla del Ebro, el verano de 1938. John Ferguson y James Scott coincidieron como combatientes voluntarios en el Batallón Británico de la XV Brigada Internacional. Heridos gravemente, acabaron perdiendo la vida por las heridas del frente en un hospital de retaguardia establecido en una masía de la llanura del Burgà. Desde allí sus cuerpos fueron trasladados para ser enterrados en un foso común del cementerio del Perelló. El historiador aficionado anglo-americano Ivan York, residente desde hace seis años en la población, ha podido reconstruir su historia y localizar el lugar donde descansaban, olvidadas, sus restos. En rl mismo foso se encuentran enterradas unas 280 víctimas de la Guerra Civil, cuya identidad todavía consta en el registro civil del Ayuntamiento. El próximo año, en motivo del 80 aniversario de la batalla del Ebro, todos ellos serán homenajeados.

La investigación de York con los brigadistas nace de una sorprendente coincidencia que él mismo define como «increíble». Cuando él y su mujer decidieron en el 2011 comprar una casa en el Perelló, comprobó que era el mismo municipio donde habían sido enterrados dos brigadistas que aparecían a la lista de la International Brigade Memorial Trust, la organización que mantiene viva la memoria de los combatientes británicos e irlandeses -2.500 en total, de los cuales murieron 526- que lucharon «en defensa de la democracia y contra el fascismo» durante la Guerra Civil. Profesor universitario de trabajo social jubilado y apasionado por la historia de este conflicto bélico, York decidió investigar más a fondo dedicando una parte sustancial del tiempo que pasa a lo largo del año en el Perelló.

La información proporcionada desde la organización sólo apuntaba que habían muerto en un hospital del mismo municipio. «Pero cuando llegué aquí y pregunté a la gente si había un hospital y dónde estaba, no lo pude encontrar. Tardé años y, a través de conocer gente, supe que había habido uno durante la guerra en el Burgà»-entre el Perelló y Rasquera-, relata. No sólo visitó el lugar, sino que consiguió hablar con una de las enfermeras que atendió a los heridos hace casi ocho décadas para corroborar que, efectivamente, había sido el lugar donde habían muerto: el llamado Hospital Clínico número 3. Con esta información se dirigió al Ayuntamiento del Perelló: allí pudo acceder al registro civil y localizar los certificados de defunción de los dos brigadistas. «Están enterrados aquí», confirma York al ACN, señalando el punto donde se encuentra el foso común dentro del recinto del cementerio municipal.

James Scott, marinero mercante con domicilio en la ciudad galesa de Swansea, era soltero y tenía 30 años. Se alistó al Batallón Británico el 13 de noviembre de 1937, después de abandonar el barco en el cual atracó en el puerto de Valencia. Murió el 31 de julio de 1938. John Ferguson, cuyo último domicilio conocido constaba en la ciudad escocesa de Glasgow, había sido veterano de la primera Guerra Mundial. Posteriormente emigró a Alaska y al Canadá, trabajando como minero. Llegó al Estado español el 17 de marzo de 1937 y se alistó al Batallón Lincoln en Brunete, para después pasar a la compañía de ametralladoras del Batallón Británico, en junio de 1938. En el certificado de defunción consta que murió el 26 de agosto de 1938.

Fue así como York decidió transmitir los resultados de su investigación a través de unos amigos suyos de Londres en el International Brigade Memorial Trust. También difundió su hallazgo con un artículo que publicó en un medio digital en inglés del territorio (www.ebreconnect.cat). «Quizás alguien reconocerá el nombre y las familias, quizás los nietos, si tuvieron hijos, claro está, porque eran muy jóvenes, no sabemos exactamente la fecha de su nacimiento. Sería muy interesante saber si todavía tienen familia viva», abunda. Lamenta que, a diferencia de la Generalitat o de gobiernos de otros países europeos, las autoridades del Estado español tendrían que hacer mucho más para recuperar la memoria del conflicto y la dignidad de sus víctimas. «Aquello que ha pasado es prólogo, según una frase de Shakespeare. Nos informa sobre el presente: para entenderlo, tienes que comprender el pasado. Muchas familias españolas quieren saber, como mínimo, donde perdieron la vida sus familiares, qué pasó», observación.

Interés «romántico» por la Guerra Civil

¿De dónde proviene este interés apasionado por un angloamericano por las Brigadas Internacional, la batalla del Ebro y el conflicto bélico en general? Su primera visita Cataluña, el año 1966, no acabó como esperaba: él y un grupo de jóvenes amigos lo fueron expulsados por la Guardia Civil. «Cuando cruzaba la frontera hacia Francia estaba leyendo un libro de Hugh Thomas sobre la Guerra Civil y me prometí que no volvería a pisar Cataluña hasta que Franco muriera», recuerda. Desde entonces no ha dejado de estudiar el conflicto y ha contactado con muchos exsoldados republicanos, principalmente ingleses, ahora ya muertos. Su interés se focaliza en los batallones Británico y Lincoln-Washington –formado principalmente por norteamericanos-, los dos de la XV Brigada Internacional. «Fuera de España, la Guerra Civil tiene un componente romántico. Hemingway, Orwell, García Lorca, Malraux... todos estos escritores estuvieron involucrados y escribieron poemas o libros. En otras partes del mundo se ve como una batalla romántica, otros consideran que fue muy importante históricamente, el primer intento de parar el fascismo. Puede resultar extraño que los extranjeros se interesen, pero eso pasa en muchos países: tengo amigos franceses más interesados en la guerra civil norteamericana que muchos norteamericanos,» concluye, admitiendo, sin embargo, que muchos amigos y vecinos de origen -en el Perelló vive una considerable colonia británica- no son del todo conscientes, a menudo, de vivir muy cerca de los escenarios de la alcaldesa del Ebro.

El Ayuntamiento del Perelló, predispuesto a facilitarle la tarea, celebró con «sorpresa» y «alegría» como la búsqueda de su nuevo vecino anglo-americano coincidía con algunos de los objetivos que se han marcado en materia de memoria histórica. De hecho, Ferguson y Scott se encuentran enterrados junto con unas 280 víctimas del conflicto bélico, según consta al registro civil municipal –a pesar de que algunas podrían encontrarse en l'Ampolla, municipio que en aquel tiempo formaba parte del Perelló. Unos datos que coincide también, en buena medida, con las anotaciones que efectuaba el sepulturero en su libro, descubierto a raíz de un trabajo de Neus Fandos. La historia de cómo todas estas personas, de la misma manera que los brigadistas británicos, acabaron siendo enterradas en el cementerio del Perelló después de pasar por el hospital del Burgà no era desconocida en el pueblo. Los mayores todavía recuerdan cómo los trasladaban con camiones desde allí. La investigación de un historiador aficionado con residencia en el pueblo, Toni López, permitió relacionar los días de combates más intensos en el frente del Ebro con la llegada de más cadáveres, procedentes del centro hospitalario de retaguardia, los días posteriores.

La fosa común del cementerio del Perelló se encuentra desde hace tiempo entre las catalogadas como uno de los puntos con entierros masivos por parte del Memorial Democrático. Durante los últimos años, familiares conocedores la localización de los restos de sus parientes han ido poniendo placas de recuerdo y homenaje, una media docena. El consistorio guarda como un tesoro la lista de personas que se encuentran enterradas para poder ayudar a identificarlas y poder ser localizadas por los familiares. «Eso ente mujer la satisfacción saber a todos los soldados que tenemos enterrados aquí. Queremos mantener eso y guardarlo para el día que se necesite, por si quieren abrir fosos y buscar con el ADN, que sepan que lo tenemos aquí controlado,» explica Maria Cinta Llaó, concejala de Cultura y Patrimonio Histórico. «Sabían los que llegaban y los familiares sabrán dónde están. El peor es la gente que ha quedado esparcida y las familias les buscan y no saben dónde están. Si un día se destapan sabremos si hay mucha o poca gente», añade la concejala de Hacienda y Educación, a Carme Bladé, apuntando la existencia de otros entierros masivos en el término municipal.

Homenaje a las 300 víctimas enterradas

Con el próximo 80 aniversario de la batalla del Ebro ya a tocar, el Ayuntamiento del Perelló planea homenajear el próximo año a todas las víctimas del conflicto bélico que se encuentran enterradas en este espacio. «Queremos dignificar el foso común. En vez de encontrar aquí las cuatro placas de los familiares, nuestra intención es poner el nombre de las personas que hay aquí, todas. Hacer alguna cosa para dignificarlas, para dejar constancia que están aquí, por respeto. Se merecen eso y mucho más», argumenta Llaó, recordando el rechazo y el repudio que vivieron muchos de los familiares de las víctimas del bando republicano para defender la democracia. «Si nunca viene algún familiar, que sepa que están aquí, ver que está en una lista y que existieron, que no están perdidos. Cuando lo encuentras, te da la tranquilidad de saber que es verdad», añade Bladé. También la International Brigade Memorial Trust ha mostrado ya también su interés en participar en el acto con la colocación de una placa en honor a los dos brigadistas británicos.

Mientras tanto, York continúa trabaja con nuevos proyectos relacionados con la Guerra Civil, la batalla del Ebro y la XV Brigada Internacional. Junto con un grupo de catalanes y extranjeros, intenta localizar y tramitar los permisos para excavar el lugar donde se encuentra enterrado el comandante del Batallón Lincoln, Robert Merriman, presumiblemente a las afueras de Corbera d'Ebre.

Detalle del certificado de defunción de uno de los brigadistas británicos en una tableta.

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Plano conjunto de las concejalas del Ayuntamiento del Perelló Carme Bladé y Maria Cinta Llaó con Ivan York, observando una placa en la zona donde se encuentra la fosa|foso común de la Guerra Civil en el cementerio municipal.

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Plano medio Plano de las concejalas del Ayuntamiento del Perelló Carme Bladé y Maria Cinta Llaó, con Ivan York, con el espacio de la fosa|foso común al fondo.

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