«Como ciudadana de un país democrático, tengo el derecho y el deber como en cualquier votación», dice la escogida para una mesa

Las cartas comunicando oficialmente la designación de los miembros de las mesas electorales para el referéndum del próximo domingo, 1 de octubre, han empezado llegar este miércoles a sus destinatarios. Este es el caso, por ejemplo, de Vanessa Pallarès, vecina del Perelló (Baix Ebre) y enfermera de profesión. Después de haber formado parte de la mesa en comicios anteriores, confiesa que tenía cierta curiosidad por saber si, finalmente, sería escogida. Justo antes de salir de casa para ir a trabajar este miércoles por la mañana, ha encontrado un sobre bajo la puerta con la notificación oficial de su nombramiento como vocal de su colegio electoral el próximo 1-O. «He sido una de las afortunadas», declara. Manifiesta abiertamente que su intención es cumplir la tarea que se le ha encargado dentro de un proceso que considera normal dentro de un marco político democrático, más allá de las diversas opciones políticas individuales. «Estoy con el derecho y con el deber, como ciudadana de un país democrático, de ejercer este derecho y hacer que se cumpla como cualquier votación», argumenta.

No es la primera vez que Pallarès forma parte de una mesa electoral. Recuerda que la primera vez, curiosamente, fue con motivo de los primeros comicios en los cuales podía votar, justo después de cumplir los dieciocho años. Esta vez, confía, no será un caso diferente. «Como en un país democrático que estoy iré para ejercer mi derecho a decidir. Me presentaré, como dice a la carta. A partir de aquí, no puedo decir qué pasará», apunta. A pesar de ser consciente del alboroto político, judicial y policial que ha generado el referéndum enmarca su derecho a pronunciarse y participar en la votación dentro de la normalidad democrática. «No es ninguna cosa grave ejercer el derecho de decidir, independientemente de lo que cada uno pueda votar», remacha.