La sequía reducirá a la mitad la cosecha de olivas del Baix Ebre y el Montsià
El sector confía en que la caída de la producción se vea compensada por un incremento de precios del aceite, que se mantienen altos desde la pasada campaña
La extrema y continuada sequía volverá a pasar factura en la cosecha de oliva del Baix Ebre y el Montsià, la principal zona productora de Cataluña, con una caída de entre el 40 y el 60%, según Unió de Pagesos. Eso supondrá, en el contexto de la conocida dualidad de la producción oleícola en el territorio –con alternancia de años buenos y malos-, que una campaña que tenía que resultar satisfactoria pueda acabar manchándose, en términos cuantitativos, muy por debajo del previsto y llegar a los niveles similares al del año pasado, cuando se cogieron sólo unas 18.000 toneladas. Como contrapartida, sin embargo, esta caída de la cantidad recolectada podría acabar manteniendo o, incluso, incrementando los precios del aceite, tan al por mayor como el envasado. Cooperativas como Soldebre, en este contexto, apuestan, al inicio de esta campaña, para seguir expandiendo la comercialización de producto envasado.
En función de las diferentes contratadas del territorio y las variedades mayoritarias en cada lugar, las pérdidas pueden llegar a máximos del 80%. Sin embargo, el coordinador de Unió de Pagesos a las Tierras del Ebro estima por esta campaña una cosecha de entre el 40 y el 60% de forma global en las dos comarcas que encabezan la producción oleícola catalana. Paradójicamente, las intensas pero cortas lluvias de la semana pasada no ayudarán a mejorar un panorama dramático que se está prolongando de forma preocupante más allá de los habituales ciclos productivos bianuales. «Siempre van bien, pero para salvar la cosecha no sirven. Han sido muy intensas y en mucho poco rato. El aprovechamiento del campo ha sido mínimo. Llueve mucho y mal. Eso puede hacer que, según el tipo de árbol, se acabe desprendiendo el fruto», abunda Curto. Incluso, variedades como el gorgojo, más tardía, en esta ocasión difícilmente se podrán recuperar por su pequeño calibre y coloración anticipada.
Las consecuencias de esta prolongada y extrema sequía, sin embargo, se dejarán sentir más allá del corto plazo, augura el sindicato agrario. «Este año tocaba un año de buena cosecha, pero llevamos ya unos años de sequía y los árboles no vegetan como lo tendrían que hacer. Este año no habría sido tanto bueno como hace años atrás, cuando los árboles estaban fuerte. El bajo estado vegetativo de los árboles hace que estén tocados y no tengan tiempo de recuperarse. El problema continuará el próximo año. No será una gran cosecha. Lo venimos arrastrando desde hace años», sostiene Curto. Y todo eso, reconoce, a pesar de la buena situación sanitaria de los árboles, que no se han visto afectados especialmente por las plagas durante los últimos tiempos, particularmente la mosca, contenida en buena medida por el sistema de trampeo biológico implantado durante los últimos años. «El aceite sale de muy buena calidad y los rendimientos son muy aceptables, muy buenos para los tiempos que estamos», sostiene. Concretamente, se están registrando porcentajes de entre el 18 y el 20%.
Soldebre, la principal cooperativa oleícola del territorio con 1.500 socios, también prevé un retroceso en la producción. En su caso concreto, sin embargo, prevén una caída más moderada: de entre el 20 y el 30%, llegando a recoger entre 10.000 y 12.000 toneladas de olivas, según su gerente, a Pere Albacar. Se repiten eles condiciones climatológicas de falta de lluvias durante los meses de verano, septiembre y octubre. Eso viene pasando durante dos años consecutivos y se ha repetido en todo el arco mediterráneo –las zonas de mayor producción oleícola: Italia, Tunísia Grècia y España. Todos estamos afectados por las condiciones climatológicas», apunta.
Nueva subida de precios
Los precios del aceite pueden acabar convirtiéndose en el reverso de esta situación de nueva caída de producción. «Al haber menos producción, los precios de la materia prima subirán. Serán similares a los del año pasado, que ya eran lo bastante altos», declara Albacar. El aceite que se vende al por mayor a las grandes distribuidoras estatales puede llegar a los 3.200 euros la tonelada. El virgen extra puede superar más de 4.000 euros. «No hay motivos por los cuales tengan que bajar los precios, se podrán mantener. Incluso, algunos podrán subir, en función del tipo de aceite. Pero es un sector muy especulativo y también se utiliza el aceite como producto reclamo. También podría haber una bajada de precio en plena campaña», advierte, por su parte, Curto.
La posibilidad de un nuevo incremento del precio de venta a los consumidores podría resultar, de entrada, un factor preocupante para las cooperativas y empresas comercializadoras. Albacar cree pero que esta afectación no será «tan alta». «La bajada de ventas por el incremento de precios puede quedar compensada por la exportación», certifica. Este es el camino que Soldebre ha emprendido durante los últimos años: apuesta por la venta directa al consumidor e internacionalización. La cooperativa envasa y comercializa entre un 30 y un 35% del aceite que produce bajo marca propia, dentro del paraguas de la Denominación de Origen Baix Ebre y Montsià. De este tercio, un 20% se dedica a la exportación. La venta en el exterior, asegura al gerente, se ha incrementado un 40% en los últimos cuatro años. Alemania, Inglaterra, Andorra, Estados Unidos o China, donde distribuye aceite en Hong Kong a través de una plataforma online, son sus principales mercados.