Diari Més

Los productores de clementinas del Ebro refuerzan la marca IGP para llegar al consumidor catalán

El nuevo impulso en el sello aglutina cinco cooperativas y una veintena de productores

Cinco cooperativas y dieciocho productores han dado inicio a una nueva etapa del sello IGP Clementinas Tierras del Ebro, un distintivo de calidad que tienen adjudicado desde 2001.

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Los productores de clementinas de las Terres del Ebre están cansados de que el consumidor catalán relacione este cítrico, como también lo hace con las naranjas, con la Comunidad Valenciana o Andalucía e ignore la existencia de un potente sector del cítrico ebrense. Animados a acabar con este desconocimiento y a impulsar el consumo de cítricos de las Terres del Ebre, sobre todo en el ámbito metropolitano, cinco cooperativas y dieciocho productores han dado inicio a una nueva etapa del sello Indicación Geográfica Protegida (IGP) Clementinas Tierras del Ebro, un distintivo de calidad que tienen adjudicado desde 2001. Los citricultores quieren dar «visibilidad» a las clementinas ebrenses en el mercado catalán y español y acabar con una dinámica de comercialización y distribución que los empuja a exportar, por todo el mundo, el 90% de la producción.

Conseguir que el consumidor catalán empiece a asociar la producción de cítricos con las Terres del Ebre es uno de los principales objetivos del nuevo impulso que se quiere dar a la marca de calidad IGP Clementinas Terres del Ebre. Y es que en las comarcas del Baix Ebre y el Montsià se concentra un potente sector cítricola catalán, con unas 8.000 hectáreas de cultivo y más de 200.000 toneladas, sobre todo de clementina y también de naranja, que se producen cada año por término medio.

Para conseguirlo se ha iniciado una nueva etapa de la marca, con más adhesiones de productores, de momento dieciocho, y cinco de las principales cooperativas del territorio, Cooperativa Soldebre, Cítricos Terres del Ebre, Exportadora Agris Alcanar, BaixMont Cugat y Amsa Fresh. «Tenemos la ilusión de poder llegar a las 8000 hectáreas que producen y a los 1.000 productores que tenemos en Cataluña», ha defendido Federico Tarazona, presidente del Consejo Regulador. «Es una herramienta para crear valor añadido e identificar el producto, porque queremos que el consumidor sepa que tiene un producto de calidad y de garantía producido en nuestro país», ha defendido.

El sello de calidad IGP que consiguieron en el 2001 y reconoce desde 2003 la clementina, un híbrido entre la mandarina común y la naranja amarga, que resulta más sabrosa y dulce, tiene la piel más fina y es 100% ebrense. Se producen tres variedades, la fina, la hernandina y clemenula. El adhesivo de la IGP garantiza, entre otros, que las clementinas han cumplido los principios de trazabilidad desde el primer momento de la producción, han sido tratadas con los mínimos productos fitosanitarios, se han cogido en su momento de óptimo de maduración y han llegado del árbol al consumidor en un máximo de 5 o 6 días.

Costes por un valor añadido

El distintivo IGP «no es fácil de conseguir», como ha remarcado el director general de Alimentación, Calidad e Industrias Agroalimentarias, Carmel Mòdol, pero es un acceso con garantías a un mercado catalán girado de espalda a los cítricos ebrenses. «Creemos que nuestra cocina y nuestra gastronomía se tiene que basar en producto local y de calidad», ha insistido Tarazona, y por eso el productor acepta unos costes extra para obtener el proceso de certificación y garantía de calidad de sus clementinas. «Lo hace para tener un valor añadido al final», ha defendido el presidente del CR del IGP. Mòdol ha destacado que la IGP Clementinas del Ebre haya tomado «la decisión correcta» impulsando esta nueva etapa porque todos los requisitos de la administración europea se cumplen y hay que subrayarlo. «Con este reconocimiento ahora hace falta que el consumidor las pueda identificar en los –mercados- lineales y fruterías y pague lo que toca por un producto de una gran calidad», ha añadido.

Efectos de la intervención de la Generalitat

Mòdol ha apuntado que la promoción de las IGP catalanas se ha tenido que detener por incompatibilidad con la campaña electoral pero también ha apuntado «las dificultades» que ha habido que ir solucionando tropiezos para «destinar y activar», desde la intervención económica de la Generalitat por parte del Ministeri d'Hisenda, los presupuestos destinados al Departamento para estas marcas. La intervención en cambio, sí que ha obligado a suspender un foro de las IGP y DOP de Cataluña. «Lo haremos la temporada que viene o lo recuperará quien haya en el Govern», ha asegurado Mòdol.

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