Ulldecona intenta frenar el espolio de olivos milenarios de una finca adquirida por un vivero
La empresa propietaria de los terrenos, Cultius Ponç, de Sant Celoni, pretende arrancar y comercializar los árboles monumentales
Decenas de olivos centenarios y milenarios que pueblan una finca situada en el regazo de la sierra del Montsià, en el término municipal de Ulldecona, corren el riesgo de ser arrancadas y vendidas como simples árboles decorativos. Nueve de estos árboles monumentales fueron inventariados por la Mancomunidad de la Mesa del Sénia como milenarios. El Ayuntamiento de Ulldecona ha requerido ya formalmente al propietario de los terrenos, la empresa de viveros Cultius Ponç, de Sant Celoni, especializada en la compra-venta de estos árboles, para que detenga el proceso. De momento, sin respuesta positiva. El gobierno municipal, sin embargo, no tira la toalla y, como ya ha tenido que hacer en casos anteriores, confía negociar una solución que evite el espolio. Reivindica la integridad de un patrimonio que quiere mantener y promocionar a través de la incentivació activa del cultivo y producción de aceite milenario de calidad.
Hace unas semanas, el consistorio tuvo conocimiento que la empresa efectuaba tareas de limpieza, poda y preparación para arrancar los olivos monumentales –de la variedad fragua- y llevárselas. La noticia hizo saltar todas las alarmas. La mencionada finca, situada en la partida conocida como Mas del Rector, justo en el mismo regazo de la Sierra del Montsià, está poblada por decenas de ejemplares centenarios y, al menos nueve, milenarios, de acuerdo con el inventario efectuado por la Mancomunidad. Son los que superan los 3,5 metros de perímetro de tronco a una altura 1,3 metros del suelo. De estos nueve, incluso, dos llegan a los 4 metros de perímetro.
El gobierno municipal envió un requerimiento a la empresa propietaria, Cultius Ponç, para que paralizara inmediatamente las actuaciones. Aunque, de momento, todavía se mantienen en la finca, los árboles se encuentran ya prácticamente preparados para ser arrancados del suelo en cualquier momento. Los responsables del vivero, que no han querido hacer declaraciones al ACN, han trasladado al Ayuntamiento su negativa a preservar los olivos monumentales en su entorno originario. Lo hicieron en una reunión este martes por la mañana con la alcaldesa, Núria Ventura. Su intención sigue siendo comerciar con los árboles patrimoniales, objetivo con el cual habrían adquirido hace unos años esta finca. A través de su web, la empresa anuncia la compra y venta de olivos centenarios y milenarios que, a menudo, acaban decorando jardines de personas adineradas o las instalaciones de grandes empresas, en muchos casos en otros países europeos.
«Seguimos trabajando como hace años para proteger integralmente el patrimonio de los olivos milenarios», sostiene, con firmeza, a la alcaldesa de Ulldecona. Pero sin una ley catalana que proteja los olivos milenarios –que, por el contrario, sí que existe al vecino País Valencià-, el Ayuntamiento tendrá que poner mucha fuerza e imaginación para evitar el espolio de lo que, desde un punto de vista legal, se considera un bien privado que puede ser comprado y vendido. No sólo de las nueve inventariadas, sino también las del entorno. «Entendemos que la protección de los olivos no pasa sólo por proteger algunos ejemplares sino también el paisaje que forma el conjunto», sostiene a Ventura. «Pensamos que es un activo único que tiene que seguir perviviendo en el lugar donde fue «plantado», remacha, recordando que, espolio al margen, arrancar y trasladar uno de estos olivos suponer su «condena» definitiva: «una vez arrancadas, al cabo de los años acaban muriendo igual».
La mayor concentración del mundo
De hecho, Ventura, recuerda que se trata de un problema de territorio, el de las Tierras del Ebro y del Sénia, donde se ubica la mayor concentración de olivos milenarios del mundo. También las que se han fechado como más antiguas del planeta. Ciertamente, Ulldecona, con unos 1.400 de estos árboles monumentales –el municipio que mayor número concentra-, de los cuales 53 fueron declarados recientemente bien culturalmente de interés local por preservarlos, ya tenido que hacer frente anteriormente a situaciones como la que plantea ahora la empresa vallesana. En algunos casos, gracias a la participación de entidades como la Fundación Territorio y Paisaje, o en otros, gracias al hecho de que se trataba de propietarios del pueblo, con una mayor sensibilidad, se consiguió detener el espolio. «Apelamos a la responsabilidad social, no sólo por parte de la empresa en concreto, sino la sociedad en general. Es un patrimonio de titularidad privada pero tiene que ser público y mundial, que lo han dejado nuestros antepasados y que continúa vivo, único por todo el mundo,» añade. «Forma parte de nuestra historia», remacha.
La alternativa para contrarrestar estas operaciones que pone sobre la mesa el consistorio es la voluntad de promocionar y hacer rentable el cultivo de estos árboles a partir de la producción de aceite de olivos milenarios, certificado y garantizado, unos procedimientos, estos últimos, que gestiona la misma Mancomunidad. ¿Ayudaría también a una normativa específica de la Generalitat de Catalunya, como la valenciana? «Sí, tendríamos que tener una normativa. Pero la ley de protección no es la solución a todo», apunta. En la zona de la Comunidad Valenciana, por ejemplo, la protección de los olivos de 3,5 metros de perímetro ha elevado la presión para llevarse las que por poco no llegan en esta medida. En cambio, la filosofía del Ayuntamiento, así como de la Mesa del Sénia, pasar para hacer compatible la salvaguardia del patrimonio con el hecho de que «los campesinos puedan ganarse la vida dignamente» con la venta del aceite de estos árboles. También su posible explotación turística sostenible. «Tienen que ser motor de desarrollo económico y social del pueblo. Trabajamos el sector primario, con campesinos y cooperativas; el sector secundario, con la producción de aceite extra virgen de calidad muy buena; y el sector de servicios, la gastronomía, en el cual se han hecho bien los deberes, con restaurantes de renombre que utilizan productos autóctonos y de calidad», cierra.