Cinco tortugas marinas recuperadas por el CRAM vuelven al mar en un «emotivo» acto en l'Ametlla de Mar
Los cinco ejemplares habían sido capturados accidentalmente por pescadores ebrenses
Cinco tortugas bobas han vuelto hoy «a casa» en l'Ametlla de Mar. Los cinco ejemplares de estos reptiles marinos habían sido capturadas accidentalmente por pescadores de las Tierras del Ebro, que son cada vez más concienciados de que estas tortugas no pueden volver al mar porque morirían por descompresión. Los animales los recoge el CRAM (la Fundación para la Conservación y Recuperación de Animales Marinos) y allí los recuperan, los marcan y se les pone un chip antes de volver al mar. La liberación es ya una fiesta popular, con actos que se abren al público, como el de este jueves en l'Ametlla de Mar, para concienciar sobre todo los niños y niñas de que se tiene que proteger el trabajo y la biodiversidad que los rodea. Cuando las cinco tortugas se han marchado hacia los mares, los pequeños han podido disfrutar de varias actividades lúdicas que han preparado el CRAM y la Diputación de Tarragona en la playa calera de Pixavaques.
El delta del Ebro es un espacio donde se encuentran más tortugas bobas. En primer lugar porque es una zona de alimentación e invernada de esta especie, también porque hay uno de los puertos pesqueros con más embarcaciones de arrastre de todo estado español, como es el Puerto de Sant Carles de la Ràpita, y finalmente porque las condiciones deltaicas permiten que las redes se tiren a profundidad muy menor que en otros lugares. Estos son los principales factores por los que hay en las Tierras del Ebro más capturas accidentales de tortugas marinas y por este motivo las campañas del CRAM para concienciar de que los animales tienen que pasar por los centros recuperación antes de volver al mar, se inició en las Tierras del Ebro. «La acogida ha sido muy buena, todos los pescadores colaboran y la relación con el CRAM es estupenda», ha destacado Elsa Jímenez, presidenta de la Fundación CRAM.
De hecho, más 20 barcas de arrastre colaboran en el programa impulsado por la Generalitat en mayo de 2017 para recuperar esta especie vulnerable. En total ya son 57 las tortugas que se han recogido de manos de pescadores, desde esta fecha, y se han podido liberar 36. Las otras tortugas continúan en tratamiento y se espera que puedan volver al mar pronto. Dos tortugas no superaron el proceso y murieron a causa de la gravedad de las lesiones.
De las que han vuelto al mar este jueves, cuatro eran de tamaño medio-grande (entre 20 y 40 kilos de peso). Habían sufrido el síndrome de descompresión al ser izadas a bordo y se los hizo radiografías y se les sometió, cuando hizo falta, a un tratamiento hiperbárico para su recuperación. El quinto animal era una tortuga pequeña, de sólo 3,2 kg, que quedó enganchada en la red por la aleta anterior y sufrió una fractura de húmero. Por el tipo de rotura, se le tuvo que amputar la aleta entera, cosa que no le impedirá hacer grandes migraciones o desarrollarse normalmente como ha demostrado este jueves en su vuelta valiente al mar.
La liberación de las tortugas en l'Ametlla de Mar ha contado con la presencia de los pescadores y sus familias, así como de los niños y niñas que participan en los centros de verano del municipio. El entorno de la playa se ha llenado hasta los topes para ver la vuelta al mar de los animales.
Desde el CRAM también recuerdan que en verano, las hembras vuelven a las playas a depositar sus huevos cerca de la misma playa donde han abierto. Para proteger y conservar la especie, la Generalitat tiene en marcha una campaña de sensibilización ciudadana que, ante el avistamiento de un animal en la arena, pide no estorbarlo y alertar al 112. Cada vez es más habitual encontrar en el litoral mediterráneo, probablemente por el cambio climático.
En Mataró, por ejemplo, se mantiene con el apoyo de entidades y voluntarios la custodia del nido de tortuga boba aparecido en la playa de Sant Simó, a mediados de junio, para proteger los 130 huevos que hay enterrados y que se espera que si todo va bien eclosionin a mediados de agosto.