Una artista alemana pinta en Alcanar un cuadro monumental que plasmará en los vitrales de una iglesia de Nuremberg

Ursula Jüngst, una artista alemana afincada en Alcanar desde principios de los años 90, ha dedicado los últimos seis meses a un nuevo reto en su carrera: pintar una obra monumental, de seis metros de anchura y cuatro de anchura, que a partir de agosto tiene que trasladar a los vitrales de una iglesia de Nuremberg (Alemania). El resultado, La fiesta de la vida, es la invitación a «participar en una celebración, una afirmación de la vida a pesar de las adversidades, de la alegría de vivir y la esperanza». Lo plasma con sus particulares pinceladas homogéneas de color, con las cuales intenta sintetizar el paisaje mediterráneo que lo inspira. «A los alemanes nos gusta este paisaje, el sol y el mar. Este cuadro, además, tendrá ahora el papel de embajador, porque puede hablar también sobre las fronteras culturales y en Alemania podrán entender, tener alguna cosa de aquí, de Alcanar, del Montsià, del mar, de las Tierras del Ebro», ha explicado Jüngst. La idea es también que se pueda exponer en diferentes lugares del mundo.

Aunque intenta evitar las horas de máxima exposición solar y calor para trabajar, Jüngst cuelga los diversos cuadros de tela que forman la composición de 24 metros cuadrados de superficie en total sobre la pared exterior de su almacén. Es su estudio al aire libre, ubicado en la zona de la Selleta, en Alcanar, una urbanización que desde los años 70 acoge profesionales y artistas que van se quisieron establecer inspirados por los aires de Mayo del 68. Aquí ha empleado más de medio año para terminar el proyecto con el cual ganó un concurso del gobierno alemán para decorar el vitral de la iglesia de Allerheilgen –Todos los Santos- de Nuremberg. Este mes de agosto se trasladará a esta ciudad para iniciar los trabajos que tienen que permitir plasmar la obra sobre los vitrales del ábside de un templo católico de concepción arquitectónica y espacial contemporáneas.

«Para mí es un reto maravilloso. Puedo estar y hacer el trabajo aquí. Tiene una altura de cuatro metros: es el mayor que he hecho. Será para una ventana muy grande, de cuatro por seis metros de anchura,» ha explicado. La fiesta de la vida condensa el estilo de Jüngst, muy marcado por los uniformes trazos de color con los cuales imprime el ritmo de la composición a partir de la repetición y la variación cromática. «Para mí los colores son un idioma, que habla con el corazón de la gente», manifiesta a la pintora. En la base de la obra, predomina el azul del mar y del cielo, unos colores que, a medida que se asciende en la composición, se fusionan con los amarillos luminosos que bajan de la luz, las plantas y las flores. Una síntesis del paisaje Mediterráneo, de los signos de identidad de Alcanar y de las Tierras del Ebro, lugar de residencia y espacio de inspiración del artista desde hace cerca de 30 años y que lo inspira.

Jüngst llegó a Cataluña el año 1992 con una beca para ampliar sus estudios de arte en Barcelona al lado de Daniel Argimon. Sus obras se pueden ver en varias galerías y salas de Alemania, donde algunas de sus obras forman parte de colecciones privadas. Además de Cataluña, también ha expuesto en Rusia, México, los Estados Unidos o China. Define su estilo como «muy moderno». «Cada pincelada tiene la misma anchura y la misma longitud. Es un módulo a partir del cual poco construir todo el cuadro», explica gráficamente. El trabajo del color en cada uno de estos módulos, con direcciones cambiantes en confluencia y divergencia, con contrastes cromáticos estudiados, confiere a la composición una naturaleza especial. «Todos los colores hablan su idioma», cierra Jüngst.