Los restos del escultor Julio Antonio serán enterrados en Móra d'Ebre

Los restos del escultor Julio Antonio, actualmente en el cementerio madrileño de la Almudena, serán enterradas en Móra d'Ebre, su villa natal, coincidiendo con el centenario de su muerte. Para conmemorar el siglo transcurrido desde su desaparición, el Museu d'Art Modern de la Diputación en Tarragona, que contiene buena parte de su obra, organizará varias actividades, entre las cuales exposiciones y la presentación de un libro. Considerado el gran precursor de la escultura en el Estado, Julio Antonio es el autor del monumento que Tarragona dedica a 'Herois de 1811'.

Julio Antonio Rodríguez Hernández (Mora de Ebre,1889-Madrid,1919) fue uno de los mejores artistas de su época y su brillante carrera se vio truncada por una enfermedad cuando sólo tenía 30 años. Sus restos serán trasladados desde la Almudena hasta su municipio natal junto con los de su madre, Lucía Hernández Costa. Museu d'Art Modern de la Diputación en Tarragona quiere reivindicar la obra y la figura del artista, que tiene entre sus obras el Mausoleo Lemonier.

Por otra parte, y según se adelantó|avanzó ayer durante la presentación pública de la conmemoración, el Ayuntamiento de Móra d'Ebre, con el apoyo de la Diputación, trabajan en la creación de un espacio museístico en Móra d'Ebre dedicado a Julio Antonio y a otros artistas del municipio. Se prevé que el proyecto esté terminado a lo largo de 2019, como primer paso para la materialización del nuevo espacio cultural.

El presidente de la Diputación, Josep Poblet, destacó el cariz innovador de Julio Antonio a su época, así como la importancia de los actos programados. Poblet y el alcalde de Móra d'Ebre, Joan Piñol, destacaron que la efeméride que se conmemora desde ahora hasta a final de abril «marcará un antes y un después en el conocimiento de la figura del artista».

Julio Antoni recibió sus primeras clases de escultura en el Ateneu de Tarragona, y en Barcelona en el taller del escultor Feliu Ferrer Galzeran. A los 18 años se traslada a Madrid, pensionado por la Diputación de Tarragona, y trabaja en el taller de Miquel Blay Fàbregas, uno de los escultores más importantes de este periodo en Madrid. Con Miquel Viladrich Vila, montó su primer taller. Su funeral fue todo un acontecimiento en Madrid.