Los aguaceros provocan pérdidas mínimas del 15% en la cosecha de oliva mientras la humedad empieza a pudrir el fruto
Los campesinos del Baix Ebre y el Montsià reclaman reabrir el acceso a las fincas con celeridad para poder hacer tratamientos preventivos con cobre contra los hongos
Los aguaceros de las últimas semanas han provocado, de momento, como mínimo, pérdidas entre un 10 o un 15% en el cultivo de oliva del Baix Ebre y el Montsià. Los torrentes y las avenidas de agua se han llevado buena parte del fruto que ya estaba en el suelo para recoger y también habrá que reparar los daños que ha causado en las fincas. Además, la humedad y las temperaturas suaves están provocando que hongos como la jabonosa (que pudre el fruto) o el repilo (que pudre las hojas) se estén esparciendo. Tan pronto como sea posible, hará falta hacer tratamientos con cobre u otros productos autorizados para prevenir los hongos o pararlos. Por este motivo, desde el sindicato agrario de Unió de Pagesos, se reclama máxima celeridad al restablecer los accesos a caminos y fincas que han quedado estropeados.
Como ha reclamado Carlos Sanz, coordinador comarcal de Unió de Pagesos al Baix Ebre, el trabajo más prioritario para poder salvar la campaña es reabrir los accesos a las fincas, sobre todo desde la zona del regazo de los Ports, la plana del Montsià, hasta Alcanar, donde sufrió los peores desperfectos en la primera llevantada, en octubre.
En esta zona el cultivo de oliva se hace cuando el fruto está en el suelo. Con las ventoleras y la lluvia, un 20% del fruto ya estaba en el suelo cuando se han producido los aguaceros y se calcula que, como mínimo entre un 10 y un 15% de la cosecha ha sido arrastrada por los torrentes de agua. También harán falta importantes reparaciones del terrenos para poder seguir recogiendo la oliva. Pero como ha apuntado Sanz, con previsión de más lluvia y con las cantidades acumuladas, todavía hará falta que pasen unos cuantos días para poder entrar a trabajar en los terrenos. «Mientras tanto el hongo hace su trabajo porque le hace el viento perfecto ya que el hongo trabaja entre 10 y 18 grados», ha apuntado.
Sanz ha querido remarcar la «parte positiva» de todos este temporal. Hacía cinco o seis años que la situación de los acuíferos era muy mala, con una larga sequía que había hecho sufrir estrés hídrico en los olivos, sobre todo en la zona entre Xerta y Roquetes (Baix Ebre). «Hacía falta mucha agua y los árboles estaban sufriendo mucho y estaban muy débiles. Eso significaba más problemas sanitarios, también», ha explicado al coordinador de UP.