Joaquim Paladella, alcalde de Batea: «La amenaza de marcharse a Aragón nunca fue una propuesta en firme»

Si revalida una octava victoria como cabeza de lista de la Unió per la Terra Alta- Candidatura de Progrés (UPTA-CP), Joaquim Paladella será el alcalde más veterano de las Terres de l'Ebre. Paladella es alcalde de Batea, en la Terra Alta, desde 1991, siete mandatos de mayorías sólidas que espera volver a revalidar. Hace dos años, su amenaza de que Batea se marcharía a Aragón si no se concertaban plazas en la residencia de abuelos que está construida, pero cerrada, puso el municipio terraltí en el foco mediático durante semanas. Pasado el tiempo, con retrospectiva, Paladella reconoce que no fue una propuesta del todo acertada pero insiste en que nunca fue una amenaza en firme ni seria, sino una llamada de atención.

Paladella ha cumplido dieciocho años en la alcaldía de Batea pero repite como cabeza de lista de la UPTA y opta a su octavo mandato. Considera que en muchos aspectos el pueblo está donde había proyectado que fuera hace 18 años pero asegura que «todavía hay mucho camino por recorrer». Rechaza que se lo acuse de «cacique» y remite las acusaciones a cuestionarlas con sus vecinos. Sólo puedo decir que pregunten en la calle. Me paso la vida trabajando en el campo, en mi masía, y después en el Ayuntamiento. Un cacique es aquel que intenta imponer lo que quiere. Nunca he impuesto ni he interferido en nada. Me lo he tenido que ganar con el eslogan que 'l'alcalde mai té mai la raó, se l'ha de guanyar'», ha defendido.

Los últimos cuatro años han sido marcados por un episodio mediáticamente polémico cuando el alcalde amenazó con marcharse de Cataluña y pasar a formar parte de Aragón, ya que el municipio es vecino de la comarca del Bajo Aragón-Caspe. «Había graves problemas sobre la mesa», ha recordado Paladella. Eran dice los parques eólicos, la negativa del Gobierno a concertar plazas para la residencia de las personas mayores, y una batalla con Gandesa, el municipio terraltí vecino, por una parte del término municipal. «Necesitábamos un toque de atención. Nunca fue una propuesta en firme. Sólo fue una manera de señalar que se nos discriminaba», ha asegurado. En pleno proceso por la celebración de un referéndum en el país, el alcalde también cuestionaba así del derecho a la autodeterminación que defendía la Generalitat.

La residencia sigue sin plazas públicas y por lo tanto, el principal objetivo de aquella amenaza no se ha alcanzado. «Quizás no fue acertado del todo pero todavía tenemos opciones de conseguirlo», ha asegurado Paladella. De hecho, el Ayuntamiento de Batea desde tres opciones, un contencioso administrativo en marcha contra el Gobierno -del cual se podría tener sentencia a final de año y que confían ganar-, nuevas conversaciones puestas en marcha con el Departamento de Asuntos Sociales, o requerimientos de ayudas al gobierno español dentro de las políticas de despoblamiento que se empiezan a trabajar. «A final de este año o principios del otro, abriremos y aquello habrá tenida alguna cosa que ver», ha asegurado Paladella.

«Nunca tuvimos la voluntad de marcharnos. En política tienes que arriesgar y lo puedes acertar o no. Está claro que lo hacíamos para que el pueblo mejore», se ha defendido. La oposición no le ha hecho carnaza. El episodio tuvo una gran resonancia mediática pero algunos concejales desde el principio lo tildaron de «rabieta» sin más recorrido.

El pueblo de los servicios en mayúsculas

Batea, a pesar de sentirse discriminado en algunos aspectos como los nombrados por el alcalde, es uno de los pueblos con uno de los abanicos de servicios más amplios de la Terra Alta, y por proporción de habitantes, posiblemente, de las Terres de l'Ebre. Un programa llamado 'Viu Batea', ofrece a los empadronados servicios de ocio o deportivos de todo tipo por un precio de treinta euros al año. Se sustenta, dice el alcalde, haciendo cuenta contención del gasto en el consistorio e incentivando el uso de las instalaciones con este precio casi simbólico.

Después de 18 años en el gobierno municipal, la UPTA, con Paladella, sigue proponiendo grandes proyectos de futuro. Uno de ellos es la ampliación del parque de vivienda con un proyecto para urbanizar nuevos espacios del municipio para que se pueda edificar y para recuperar casas abandonadas y desocupadas, sobre todo en el casco antiguo, que el equipo de Paladella estudia como municipalizar para poder ofrecer vivienda de protección oficial. «Tenemos un albergue que estaba lleno las temporadas de la vendimia y ahora está todo el año», ha dicho como ejemplo del problema que se da.

Una segunda propuesta a largo plazo que propone la UPTA es convertir Batea en un pueblo autosuficiente energéticamente. Primero, con el abastecimiento en los edificios municipales y las zonas deportivas con placas solares, después creando una comercializadora de energía municipal, pagando peaje a Endesa, y acabar, finalmente municipalizando las líneas de la compañía eléctrica. La rebaja del recibo de la luz estiman que podría ser de entre un 20 y un 30%. Veremos que nos sale pero empezamos un proyecto de largo alcance para que el pueblo se genere la energía, y le dé una singularidad. El vino hecho aquí tendría un valor que no tienen los demás», ha defendido. De momento, cuentan con un proyecto de ingeniería que define las fases para hacerlo y han empezado a buscar la financiación.

Paladella sólo encontrará en el otro lado del ring electoral a Juntos por Batea. La lista, encabezada por segundo mandato por Joan Baptiste Suñé, está terminando su programa electoral. La candidatura independiente 100x100 Batea que ha tenido representación en la oposición en el último mandato no repite.