Medio ambiente
El COPATE hace el quinto y último tratamiento del año contra la mosca negra en el Ebre
Los técnicos insisten en reclamar una mejor planificación para no repetir la grave afectación de la plaga de este año
Los ebrenses conviven con la problemática de la mosca negra desde hace trece años. Este no ha sido el primer verano en que la plaga se ha convertido en un problema de salud pública pero los retrasos con que empezaron los tratamientos, consecuencia de obstáculos administrativos, ha complicado reducir la población adulta del insecto. La reivindicación de los técnicos pasa por una mejor planificación de los tratamientos, más allá de aumentar los recursos económicos que también ayudaría porque son muy costosos. Hecho este miércoles el quinto y último tratamiento en el río Ebro con el larvicida biológico BTI, los técnicos del Consorci de Polítiques Ambientals de las Terres de l'Ebre (COPATE) seguirán haciendo muestreos finos bien entrado el otoño.
La subvención de 2019 que el Departament de Territori i Sostenibilitat otorga al COPATE para implementar acciones de prevención y control de las plagas de mosquitos y mosca negra se aprobó el pasado 9 de julio por valor de 673.680 euros. Los tratamientos pero se vienen haciendo desde el mes de abril, un año en que se han empezado a aplicar demasiado tarde y donde ha habido que acabar antes de tiempo, este mismo miércoles. Esta es una muestra de las trabas administrativas que complican la planificación de control de plagas como la mosca negra, que suponen un problema de salud pública, sobre todo a los pueblos interiores de la orilla del Ebro durante el verano.
La mosca negra tiene habitualmente un pico de población adulta durante el mes de julio, y los tiempos de aplicación de los larvicidas biológicos son clave para rebajar la afectación y las molestias que generan en la población. Si a los retrasos se suman inviernos y primaveras con pocas lluvias y con pocas avenidas de agua en el río Ebro, como ha sido el caso de este año, la situación, llegado el verano, se complica mucho porque se facilita «mucha renovación de la población adulta de la mosca».
Los técnicos de los COPATE insisten en blindar una planificación del control ante factores hidrológicos, geomorfológicos y climáticos que influyen en el desarrollo de la paga. «Si encima empezamos a trabajar un poco tarde, todo se complica», ha remarcado Raül Escosa, responsable técnico del COPATE. Escosa anima las instituciones y estamentos a hacer una reflexión sobre este aspecto conjuntamente con los responsables técnicos. «Todas las plagas necesitan planificación y no podemos estar pendientes de temas administrativos que condicionan el trabajo», ha pedido.