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Medio ambiente

Los regantes del Delta de l'Ebre quieren que el llapó sea declarado como plaga

Piden un plan de acción urgente por el que consideran uno de los principales problemas en la gestión del agua durante los meses de verano

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Las comunidades de regantes de la Izquierda y la Derecha del Ebro han declarado la guerra al llapó. Reclaman a las administraciones que lo declaren como plaga y que adopten, consecuentemente, un plan de control urgente de este macrófito. Según han argumentado en un comunicado conjunto, la presencia de llapó, tanto en el agua del tramo final del río como recubriendo las fuentes y paredes de las canalizaciones de regadío, sobre todo con la llegada del calor y en el momento álgido de la cosecha del arroz, se ha convertido en el principal problema en la gestión del regadío, dificultando la circulación del agua, obstruyendo las presas así como las estaciones de bombeo. En este sentido, y ante la prohibición de tratamientos con herbicidas, apuntan que la cantidad de recursos suplementarios que tienen que destinar a su limpieza, en personal y maquinaria, son cada vez más elevados y suponen ya la mitad del presupuestos.

Según las comunidades, aunque el problema existe desde hace mucho tiempo, en los últimos años la situación se ha agravado y resulta en estos momentos ya «desbordante». Aducen que el llapó ha causado en buena medida la reducción de los caudales concesionales en los canales principales que han obligado a aplicar restricciones en el riego en los últimos días para garantizar la disponibilidad de agua en toda la zona regable cuando los campos de arroz necesitan estar inundados.

Además, recuerdan también que esta especie de macrófitos ataca la biodiversidad, como hábitat idóneo para las larvas de la mosca negra, y pone en peligro el hábitat de los ecosistemas con los conocidos problemas de anoxia que causa en las lagunas y bahías del Delta de l'Ebre. En paralelo, insisten, afecta gravemente a la economía perjudicando la actividad agrícola y pesquera, con la obstrucción de puntos de captación de agua, y dificulta seriamente actividades como la navegación fluvial.

Ante de todo, las comunidades de regantes creen que el plan de control tendría que contar con la «participación y compromiso» de todas las administraciones implicadas en la gestión del río: desde la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) en el Instituto para el Desarrollo de las Comarcas del Ebro (Idece), principalmente. En concreto, plantea que la CHE mejore las avenidas controladas para limpiar de algas el cauce, recordando que en años de sequía reduce al mínimo estas operaciones. En el caso del Idece, encargado de mantener la vía navegable, recuerda la importancia de segar y retirar los macròfits para evitar problemas a las infraestructuras de riego.

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