Riba-roja recupera los vestigios de la «industria» de aceite de enebro más importado de la península

La exhaustiva investigación del grupo de Amics de Riba-roja d'Ebre empieza a certificar que la producción de aceite de enebro en el municipio había sido la principal «industria» de este producto en la península, sobre todo en la época preindustrial, a principios del siglo XVII. De momento, se han documentado una veintena de hornos en los entornos del municipio de la Ribera d'Ebre y se buscan siete u ocho más. Esta semana, profesores y alumnos de la Universitat de Barcelona (UB) han hecho la primera campaña de excavación de uno de los hornos para fecharlo y documentarlo. El Museo Etnológico y de las Culturas del Mundo ofrece este verano una exposición y conferencias para hacer difusión de una industria abandonada a principios del siglo XX.

El aceite de enebro se obtiene de la madera de troncos y raíces de enebro (Juniperus oxycedrus), una especie arbórea hermana del enebro común (Juniperus communis). Tiene numerosas propiedades antisépticas, antiinflamatorias, cicatrizantes, parasiticidas y pesticidas. Históricamente se ha utilizado como remedio para varias enfermedades humanas pero, sobre todo, para curar los animales. Se tiene constancia de su uso en ungüentos para eccemas, verrugas y parásitos, pero también en cataplasmas para dolores de pecho, anginas y resfriados. Incluso se bebía, en forma de infusión, como remedio contra trastornos digestivos y nerviosos o se han encontrado faraones egipcios embalsamados con él.

En veterinaria, con el aceite de enebro se curaban las heridas de los animales, enfermedades como la sarna o se atacaban piojos, garrapatas y parásitos intestinales. En Riba-roja, probablemente por la proximidad del río Ebro, se extendió una numerosa red de producción. Documentos del siglo XVII demuestran que era un comercio consolidado y que se transportaban litros de este aceite hacia Lérida y sobre todo hacia las zonas ganaderas de los Pirineos. Transportaban unos mil litros en sartas con una decena asnos, mulas y caballos.

Todo este patrimonio etnográfico lo han certificado y recopilado, también con algún testigo oral, el grupo de jubilados que forma la entidad Amics de Riba-roja. «Llevamos seis años seguidos de trabajo buscando hornos porque sólo conocíamos a uno ya tenemos una veintena de inventariados en una zona de 100 kilómetros cuadrados», ha explicado Josep Aguilar, vicepresidente de la asociación. «La gente de pueblo nos ha ayudado mucho. Todavía pudimos hablar con uno de los grandes constructores de estos hornos, Jaume Florensa, que hizo uno hace sesenta años», ha detallado. También tienen constancia de otros hornos en poblaciones próximas.

Esta semana un equipo de arqueólogos de la UB han empezado a excavar uno de estos hornos, uno de los más contemporáneos y mejor conservados, de 1928. Laia Gallego, responsable de la excavación, ha explicado que se trata «de una prueba piloto», donde probarán la metodología arqueológica con los hornos, y comprobar el funcionamiento, la estructura y la cronología. «Veremos qué encontramos más allá de aquello que ya se ha investigado antropológicamente e históricamente. Está entero, tiene todos elementos y cada unidad estratigráfica está muy bien conservada», ha apuntado Gallego. El objetivo es poder llegar a excavar entre 4 o 6 hornos en diferentes campañas.

La producción de aceite de enebro todavía está viva hoy en día. Amics de Riba-roja tienen constancia que se sigue produciendo aceite puro en Albacete aunque se hacen muchos otros productos cosméticos y de higiene personal con aceite aromático, que se consiguen por arrastre de vapor.

En la exposición del Museo Etnográfico se muestran documentos antiguos y utensilios utilizados por las caballerías que transportaban el aceite de enebro. También se puede ver herramientas tradicionales, una gran maqueta y gafas de realidad virtual con que se explica como se construían y como eran los grandes hornos que salpican todo el territorio municipal de Riba-roja d'Ebre. Varios audiovisuales describen paso a paso cómo se trabajaba con los hornos, mediante procesos de combustión en seco.