Agricultura
El retorno de la lluvia en el Ebre diez meses después beneficia los cultivos, especialmente el olivo
El sindicato Unió de Pagesos descarta de lleno la existencia de avionetas que disuelven las tormentas como causantes de la sequía
El olivo es uno de los cultivos que más beneficiado ha resultado de las lluvias que han afectado a las Terres de l'Ebre durante este pasado martes. Después de casi diez meses sin precipitaciones importantes sobre el territorio, desde los aguaceros del pasado otoño, los más de 40 litros por metro cuadrado caídos en municipios como el Perelló y l'Ametlla de Mar (Baix Ebre) no salvarán una cosecha ya muy tocada por la sequía, pero sí que ayudarán a mejorar considerablemente la calidad del aceite obtenido. El responsable de sectores agrícolas de la Unió de Pagesos, Rafel Verdiell, ha asegurado que son precipitaciones muy bienvenidas y que beneficiarán todos los cultivos en general. En este contexto, Verdiell ha descartado de lleno la existencia de avionetas que se dediquen a disolver las tormentas como la causa de la sequía.
Las lluvias, según ha remarcado Verdiell «han ido bien para todos los cultivos». «El agua siempre es bienvenida. Desde el otoño del año pasado no teníamos lluvia», ha celebrado. Especialmente en el caso del olivo, un cultivo especialmente resistente a la sequía pero que está resultando muy castigado por la persistente falta de precipitaciones de los últimos años en las Terres de l'Ebre, la principal zona productora de aceite de Cataluña.
Este año, Unió de Pagesos prevé que esta escasez sea responsable de la pérdida de aproximadamente la mitad de la cosecha. Una situación que considera un «drama» para campesinos y especialmente cooperativas, que tienen que hacer frente a los mismos costes de producción con producciones muy inferiores. «La sequía hizo que no llegara a cuajar bien la oliva. Pero las pocas que tenemos se pondrán ahora a un nivel suficiente para hacer un aceite de calidad. Tendremos poco aceite pero será de calidad. Si no hubiéramos tenido estas lluvias, al quedarse la oliva seca el aceite toma sabor de la madera del hueso. Eso ya tenemos garantizado que no pasará», predice el responsable del sindicato agrario.
No sólo eso: puede ayudar a hacer brotar nuevamente los árboles. «El olivo no necesita grandes cantidades de agua: lloviendo cuatro o cinco veces al año mucho ya iría bien. El problema que tenemos es que llueve en momentos puntuales fuerte y el resto del año no lo hace. Si en un mes y medio o dos meses volviera a hacerlo, iría muy bien», constata. Eso, además, podría ayudar a los olivos a rebrotar después de unos últimos meses muy complicados.
Paralelamente, Verdiell reconoce que las precipitaciones de este martes beneficiarán también a los citricultores, porque les permitirá durante estas próximas semanas ahorrar agua de regadío, uno de los principales gastos a los que tiene que hacer frente un sector también muy tocado por la crisis de precios. Por el contrario, los más de 68 litros por metro cuadrado caídos en la isla de Buda –superando la cantidad de precipitación acumulada durante los últimos nueve meses- no habrían ocasionado importantes afectaciones en la cosecha del arroz más allá de aplanamientos de espigas puntuales en algunos campos de la variedad bomba. «La forma que llovió fue bastante pausada y no hizo daños. De momento no tenemos noticias que haya tenido piedra. Es una lluvia muy bienvenida y que irá bien en nuestros cultivos», ha sentenciado.
La «leyenda» de las avionetas
La continuada falta de precipitaciones de los los últimos meses ha vuelto también al plano de la actualidad la creencia de que avionetas financiadas por las compañías aseguradoras sobrevuelan y deshacen las tormentas justo antes que descarguen para evitar que provoquen daños importantes en cosechas como la del arroz, a punto de segar, o la de la sal de la punta de la Banya, que se está recogiendo este días. Son muchos los campesinos e incluso cargos electos de los ayuntamientos del territorio que atribuyen a estos vuelos la grave sequía de los últimos tiempos.
Desde Unió de Pagesos, Verdiell niega, nuevamente, la veracidad de esta «leyenda» rural. De hecho, las cooperativas olivareres del territorio pidieron un dictamen al Ministerio de Agricultura sobre la cuestión. La respuesta, avalada por expertos de la Agencia Meteorológica estatal, es tajante: «no vuelan, el yoduro de plata no se tira, es absurdo y no funciona», subraya del dirigente del sindicato. Recuerda que, hace décadas, en el Delta de l'Ebre existían las coeteres para disparar cohetes de nitrato de plata cuando posibles tormentas de granizo amenazaban la cosecha. «Pero lo que hacían era disolver la piedra, en ningún momento esparcía los truenos: era lo mismo, llovía, caía agua pero no piedra. Estoy convencido de que la avioneta no vuela», sostiene.
Para apuntalar su tesis, Verdiell compara el caso ebrense con el de otros lugares de Cataluña. «Si fuera así, en Lérida que hay mucha fruta, cuyo valor es muy superior a nuestro arroz, ¿como es que todos los años toca piedra? Si tan bien funcionara también se tiraría yoduro de plata y también volaría la avioneta. Y eso no pasa: todos los años los coge la piedra», concluye el responsable de UP.