Sociedad
Jóvenes de Amposta crean un rap contra la violencia machista narrando experiencias personales
La propuesta educativa les aporta habilidades comunicativas, espíritu crítico y conocimientos del mundo musical
Un grupo de jóvenes del Centro Residencial de Acción Educativa (CRAE) de Amposta han participado en uno de los talleres de rima de la cooperativa Versembrant contra la desigualdad, la discriminación y la violencia machista. Han escrito y grabado un rap para fomentar la igualdad de género que han basado en experiencias personales pero también de inventadas. «Ha sido una forma de comunicarme mejor y no quedármelo todo dentro», ha explicado Iris Andrade, una de las participantes a la propuesta. «Más allá de las habilidades comunicativas y la técnica del rap, desarrollan su espíritu crítico, se cuestionan cosas, conocimientos que tienen sobre machismo afloran y quedan plasmados con contundencia», ha destacado Joel Prieto, tallerista de Versembrant.
«Mi madre también es alcohólica, mi padre le pegaba; nunca estuvieron juntos porque él no maduraba; no da la cara, ella nos cuida sola; y por eso bebe, porque la consola». Este es uno de los versos que los jóvenes del CRAE de Amposta han escrito en su rap. Vaciar los sentimientos en un papel los «empodera» para explicarse y para desahogarse. «Llega un punto que no se puede más y quieres quitarte este peso», cantan al unísono antes de registrar el estribillo uno por uno, con nervios, con cascos puestos y un micrófono de estudio esperándolos en un rincón de la sala.
Joel Prieto los guía y los calma. «Sin nervios que se puede repetir tantas veces como haga falta», los dice. Muestran inseguridad ante una experiencia que desconocían hasta hace nada. Han creado una canción desde cero, pero sus letras describen la realidad, sobre todo su realidad a vuelapluma y sin ambages, y con un objetivo claro: «aliviar la rabia y dejar salir los sentimientos».
El taller de Versembrants es también un pequeño espacio terapéutico que reconocen que no les hacía ningún tipo de ilusión al principio, pero lo han sacado adelante aprendiendo también a trabajar en equipo y a cooperar entre ellos, sobre todo para entrelazar sus experiencias. «Nos conocemos todos y también sabemos de nuestras vidas. De momento ha estado bien pero ya veremos si más adelante hacemos otro», reconocía con desazón Iris.
Han hecho tres sesiones, una primera para introducir y conocer las técnicas del rap, una segunda donde se dedicaron a escribir la letra y la tercera donde han grabado las voces en un estudio móvil que conducía Prieto. «Cada uno ha transmitido lo que ha querido a sus versos. Yo, mi situación en casa,» explicaba el Iris. «Mis frases están un poco inventadas», añadida Alexadru, otro de los participantes.
Tienen entre 13 y 14 años pero han cargado la pieza de realidades crudas y de una pregunta clave: «Por qué yo»?. Este es la anáfora de su rap. «A veces cuando ponemos las cosas por escrito quedan más claras, hay más conciencia, más análisis,» ha subrayado el tallerista de Versembrant. La propuesta educativa también los ayuda a favorecer nuevas habilidades comunicativas. «Habitualmente los roles dentro de un aula o de un centro se rompen, se invierten. Vemos verdaderos cambios en el ámbito personal. Por ejemplo, personas que tienen mucha timidez, que nunca colaborarían en el aula, aquí son los más activos de todos», ha explicado Prieto.
Estos talleres se hacen a través de la música urbana porque es próxima a la gente joven. El trap, el rap o el hip hop es lo que más consumen. «Quizás podrías hacer lo mismo haciendo rock o música más tradicional o flamenco pero sonaría extraño y en un contexto un poco diferente al que están acostumbrados. El rap tiene esta proximidad y los textos que puede desarrollar uno o una letrista son más extensos, se llenan más los versos que en otro estilo, ha defendido desde Versembrant.
La experiencia musical que han vivido podría incluso despertar alguna vocación. No confían en que su rap se haga «viral» y se muestran asustados de imaginar que eso pudiera pasar pero se llevan el aprendizaje de todo el proceso de producción y creación de una pieza musical. Incluso grabarán un vídeo. «Para nosotros enseñar a hacer un rap sirve para saber analizar la realidad, saber plasmarla por escrito, expresarse mejor. Escapa más allá de la música», ha destacado Prieto.