Sociedad
El depósito de Riba-roja d'Ebre recibe las primeras toneladas de residuos industriales
El consistorio afirma que será «dialogante» con la empresa, pero que no renunciará a los compromisos pactados
Con la puesta en marcha del depósito se han activado también las oficinas, la báscula y las dependencias del personal -con comedor y vestuarios, entre otros. Actualmente Lestaca mujer trabajo directa a cuatro personas y a unas ocho personas más, de forma indirecta, que corresponden a las subcontratas de maquinaria y de vigilancia nocturna. La compañía prevé alcanzar un mínimo de 14 puestos de trabajo directos en el futuro.
Oportunidades económicas y creación de puestos de trabajo
El alcalde de Riba-roja, Antoni Suàrez, se ha mostrado mucho satisfecho por|para el resultado de esta implantación industrial, ya que ha permitido la contratación de cuatro vecinos del pueblo y reporta importantes ingresos para las arcas municipales. «La nuestra será una posición dialogante, pero también de exigencia para que la empresa cumpla con todo aquello pactado, como que se llegue a los 14 puestos de trabajo,» ha manifestado Suàrez al ACN.
En concepto de licencia de obras y tramitaciones el consistorio ya ha ingresado 350.000 euros. Durante el primer año hay un canon de actividad de 150.000 euros, que se elevará a 175.000 euros los años siguientes. Teniendo en cuenta que el volumen máximo de residuos anuales es de 250.000 toneladas, y que se contempla el pago de dos euros por tonelada en el consistorio, las previsiones de ingresos se sitúan entre 375.000 y 500.000 euros anuales, ha detallado al alcalde. Además, desde el 2019 los vecinos ya no pagan los 90 euros de tasa de recogida de la basura–92.500 euros en conjunto. La empresa también se ha comprometido a crear una carretera en el camino de Maials y a implantar una red de regadío que abastecerá 130 hectáreas del término.
Según Suàrez, la implantación de esta actividad «por sí sola no resuelve los problemas de despoblamiento que tiene Riba-roja ni la comarca», pero ocurre «un primer paso» para poder captar nuevas inversiones y generar riqueza al pueblo y el entorno. «Los grandes nichos de empleo que se prevé desde la Unión Europea son la gestión de los residuos, sobre todo selección y reciclaje para que vaya la menor cantidad en depósito, y en segundo lugar la energía. Por lo tanto, nosotros lo único que hemos hecho es subir al carro de una de las líneas estratégicas de desarrollo que viene marcado desde la Unión Europea», ha manifestado.
El alcalde ha destacado que la empresa se plantea implantar otra actividad en la zona que podría crear 30 nuevos puestos de trabajo adicionales. Se trata, según el alcalde, de una nueva planta de transformación de plásticos en combustible, mediante la despolimerización catalítica, que Griñó ya lleva a cabo, en una fase experimental, a la planta de Constantí. «Se hace una apuesta para convertir estos residuos en energía y en otros compuestos para el cual puedan ser reutilizados. En definitiva, economía circular», ha abundado.
Aunque ha evitado reavivar las polémicas del pasado por|para la fuerte oposición a que encontró el proyecto, Suàrez se ha mostrado expectante respecto de la tramitación de la ampliación del vertedero de Tivissa, que podría llegar a cuadruplicar su capacidad. «Nosotros daremos apoyo y así lo hemos manifestado en el Ayuntamiento», ha afirmado.
Un proyecto polémico y controvertido
El polémico proyecto se empezó a gestar el año 2008 con un primer convenio entre la empresa Urbaser y el Ayuntamiento de Riba-roja d'Ebre. El año 2012 obtuvo la declaración de impacto ambiental favorable, y el año 2013 la autorización urbanística. El proyecto quedó paralizado hasta el 2018. El consistorio entró en litigio con la empresa hasta que la compañía leridana Griñó adquirió el 50% de los derechos y constituyó, con Urbaser, la sociedad Lestaca para explotar las instalaciones.
A final de 2018 se hizo efectiva la compra de los terrenos a las Valls -en un ámbito de más de 30 hectáreas- y el Ayuntamiento otorgó la licencia de obras a pesar del alboroto y la oposición a que el proyecto generó en la Ribera de Ebro y en el sur del Segrià, con la mayoría de los alcaldes en contra. El Gobierno, desde el Departamento de Territorio, se alineó con los alcaldes contrarios al vertedero para tratar de encontrar resquicios legales que permitieran parar el proyecto cuando ya había llegado a la fase de la licencia municipal. Finalmente, y a pesar de la revisión a fondo de todos los procedimientos y las inspecciones sobre el terreno, la Generalitat admitió que no podía frenar el proyecto.
A pesar de eso, el Departamento de Territorio y Sostenibilidad mantiene abierta la revisión anticipada de la autorización ambiental concedida en el 2012 en el depósito de Riba-roja. El viernes el consejero|conseller Damià Calvet detalló que, si bien esta revisión no para la entrada de residuos -cómo demuestra el inicio de la actividad de la empresa-, «será al final que veremos en qué punto estamos».
Dos décadas de explotación
El depósito tendrá hasta cuatro celdas o vasos para almacenar residuos de clase II, no peligrosos, según define y acota la Agencia de Residuos de Cataluña (ARCO). De entrada, se ha construido una con capacidad de 1,29 millones de metros cúbicos y una vida útil de casi cuatro años. Cuando acabe la explotación de esta, se habilitarán sucesivamente las otras tres, las cuales garantizarán actividad durante unos 21 años.
Al final de su operatividad, se sellarán y confinarán las celdas, y a los 21 años de explotación se tienen que sumar 30 más de seguimiento y control en cada celda. Se han impermeabilizado los terrenos para evitar contaminaciones del suelo y se ha instalado una red de drenaje de los gases y de los líquidos que puedan surgir de la descomposición –los lixiviados. Los residuos se depositan en capas que se compactan y se entierran cada día del suelo para evitar malos olores y problemas sanitarios.
En la primera fase del proyecto también se ha construido un centro de valorización -con una línea de selección y otra línea de prensado- que se pondrá en marcha más adelante con una capacidad para tratar 15 toneladas por hora. Aquí se seleccionarán las fracciones no reciclables que cumplan los requisitos para ser depositadas en la instalación adjunta. El resto de elementos valorizables se enviarán a otras plantas de compostaje y de valorización para ser tratadas según su naturaleza.