Sociedad
Capilla, sobre el monumento franquista de Tortosa: «Tiene los días contados»
Justicia busca garantías legales para que «nada impida retirarlo» si el gobierno español no asume la propiedad
«Miraremos que quede bien ligado desde el punto de vista legal y que efectivamente no haya ninguna posibilidad de impedir que el monumento sea sacado del medio del río», dice. «Tiene los días contados», añade. Hasta ahora, dice, ha habido una serie de «contradicciones» sobre la propiedad del monolito y «si era de todo el mundo o no era de nadie», ya que las diferentes administraciones «no acaban de concretar a quien era el propietario». Una de las posibilidades, según apunta Justicia, era que el Estado reclamara serlo pero si finalmente nadie reclama la propiedad, eso dejaría vía libre al Gobierno para actuar.
Este es uno de los aspectos que recoge el informe externo encargado por el Gobierno, que también viene acompañado de una memoria técnica que describe como se tendría que hacer con garantías de seguridad el desmontaje del monolito que se erige en medio del río Ebro a su paso por Tortosa.
«El monumento no podrá estar en medio de la ciudad. Tenemos la memoria técnica descriptiva, nos falta determinar el presupuesto y los instrumentos necesarios para quitar de en medio del río Ebro el monumento», destaca. En este sentido, dice que el paso que falta es tener el presupuesto vinculado a la memoria técnica y explicativa que dé viabilidad a lo que ya se está trabajando.
«También preparamos y ya está terminada la ley de memoria catalana, que preverá de quién es la obligación y quién tiene que velar para que eso no se perpetúe en los lugares|sitios, apunta. Capella confía en que con la aprobación de la ley integral de memoria histórica que facultará a la Generalitat para retirar la simbología franquista de los espacios públicos, la retirada del monolito quedará avalada pero con el informe buscan «la certeza» de que nadie lo impedirá.
Un monumento intolerable
Capella insiste en que el monumento fascista no puede ser «normalizado», ya que lo que representa «no puede convivir ni ser parte del imaginario de ningún pueblo y ciudad de este país». «Refleja una simbología que no es tolerable en una sociedad democrática», añade. El monolito fue levantado por el régimen de Franco el año 1966 y representa la victoria de las tropas franquistas sobre el bando republicano en una conmemoración de la batalla del Ebro.
En el 2006 se incluyó en el catálogo del POUM y eso lo ha dejado al margen de la ley de memoria histórica estatal. Diez años más tarde, en el 2016, el Ayuntamiento de Tortosa, con 20 votos a favor de los 21 concejales, promovió una consulta popular sobre cuál tenía que ser el futuro del monolito. La opción que ganó por mayoría fue la de «reinterpretar» el monumento, en lugar de retirarlo.
Ahora en cambio, el plenario ha aprobado por mayoría mociones a favor de su retirada y aprobó el mes pasado iniciar los trámites para descatalogarlo como bien patrimonial del POUM. El gesto que a pesar de ser visto como «simbólico», se ha considerado también un primer movimiento en la línea de abrir paso a la retirada.
Actualmente, el municipio ebrense está gobernado por Juntos por Tortosa, que tiene la alcaldía, y el PSC. Se mujer la circunstancia que la concejalía de Memoria Histórica en la ciudad, desde la constitución del pacto de gobierno el pasado mes de enero, la tiene una concejala socialista.