Sociedad
Un recorrido adaptado hace visitable las interioridades de los 'ullals de Baltasar', en el delta del Ebro
El parque natural completa el tramo inicial con una pasarela de madera que habilita una ruta circular de unos 800 metros
La primera fase para habilitar el recorrido interno aprovechó los caminos ya existentes que permitían acceso a diferentes 'ullals'. En aquellos momentos, sin embargo, la falta de presupuesto permitió completar el recorrido circular. La segunda fase ha supuesto abrir un nuevo paso, con una infraestructura «más respetuosa» y ligera, completando el itinerario con un tramo de unos 200 metros de pasarela de madera y un paso flotante del mismo material para salvar uno de los 'ullals'. «Permite introducirse dentro de los hábitats, dentro de la vegetación y hacerlo más próximo. Hacer un camino, en una zona de turba, suponía compactar mucha tierra. Cuando crezca la vegetación el recorrido quedará muy dentro del espacio», explica el director del parque natural, Francesc Vidal.
La puesta en servicio de esta nueva ruta circular, según remarca el parque, quiere dar continuidad a la implementación de proyectos plenamente adaptados para que puedan disfrutar a todos los públicos, incluidas las personas con problemas de movilidad. Según ha recordado la directora territorial del Departament de Territori i Sostenibilitat, Lídia Pino, buena parte de los nuevos equipamientos, como miradores o pasarelas del parque natural, ya se encuentran adaptados. «Está bien que cualquier persona con cualquier circunstancia pueda venir», subraya. En la misma línea, el concejal de Turisme del Ajuntament d'Amposta, Pep Simó, considera necesario «trabajar para hacer espacios para todo el mundo», como la instalación de paneles informativos en Braille.
Pirómano en los 'ullals'
La puesta en marcha de este recorrido, sin embargo, ha quedado parcialmente lastrada por los efectos del incendio en que la vegetación de los 'ullals' sufrió el pasado 3 de febrero, justo antes de que empezaran las cremas controladas de senillar que efectúa regularmente el parque. Un fenómeno, según Vidal, que se produce de forma claramente intencionada y que se repite cada invierno por la misma época desde los últimos ocho años.
«Es cuando la vegetación está más seca, por las tardes, cuando la vigilancia ya no está tan activa, y en días de viento de arriba», precisa. Todo tiene consecuencias ambientales sobre el espacio, donde ha afectado áreas varias áreas de vegetación, y también ha afectado a algunos tramos de la nueva pasarela. «En primavera ya no se verá porque la vegetación estará totalmente restaurada», ha apuntado.