Medio ambiente
Refugios de pescados|peces en los canales del Ebro: una propuesta para frenar la caída en picado de las especies|especias autóctonas
El rescate de ejemplares en la red de riego se queda este año por debajo de una tonelada, muy lejos de las 30 de hace dos décadas
«Cada vez es menos y menos», confirma Josep Maria Queralt, técnico del parque natural. Y, como ya es también habitual, la presencia de las invasoras supera cada vez con mayor diferencia, tanto en número de ejemplares como en peso, a las autóctonas. El fenómeno es especialmente visible cuando se efectúa el rescate en el sifón del canal de la Derecha del Ebro a su paso por|para el núcleo de Jesús. Está considerado como un tramo de referencia porque, a diferencia del Delta, donde hay especies|especias marinas que acceden por las descargas y zonas bajas del canal, elpez que se encuentra es de agua dulce, lo que entra por el azud de Xerta.
Este año, durante el último día de las tareas de rescate, sólo se han podido extraer 140 kilos. El alburn y lo rutilo, introducidos, son los más abundantes. También aparecen carpas. Entre los autóctonos, destacan las espinillas, algunas anguilas, un cacho y sólo una lisa. También salen algunos ejemplares de raboseta, especie autóctona amenazada. Como contrapartida, pescan una vistosa perca fluvial, uno de los invasores más nuevos. «Hay un total dominio de las especies introducidas: algunas se han establecido, algunas se van intercambiando y aparecen nuevas», apunta Queralt. «En el río pasa una cosa parecida», concluye Queralt en referencia a este desequilibrio manifiesto y el paralelismo evidente entre la situación de los canales y la del cauce fluvial, donde los técnicos efectúan también prospecciones.
Alteraciones de los hábitats
La gran presión que ejercen los invasores, desplazando las especies autóctonas, es la principal explicación del fenómeno. Pero no la única. En el caso de la red de regadío, apunta a Queralt, hay que tener en cuenta «la transformación del hábitat» en las últimas décadas, de unos canales del suelo en unos pavimentados actualmente. Eso ha modificado la dinámica en el interior de la conducción: los sedimentos, la sombra en los bordes o la velocidad del agua. Factores que han jugado también en contra de los peces autóctonos.
El responsable de la operación de rescate explica como|cómo, tiempo atrás, las anguilas o las rabosetes se clavaban al suelo, de barro o gravas, encontraban tramos con una corriente del agua bastante más lento, mucha vegetación donde esconderse o, incluso, aprovechar las obras de los árboles cerca de los canales para esquivar los depredadores. «Son muchos los factores que los han perjudicado», apunta.
Habilitar de forma artificial espacios similares en tramos concretos de los canales, particularmente aquellos que tienen una profundidad suficiente o se encuentran cubiertos–túneles o sifones- podría ayudar a generar refugios para proteger las especies|especias autóctonas. «Aquí de depredadores muchos grandes, de siluros, no hay tantos como en el río», indica. Apunta que, en este sentido, habría que crear «lechos de grava» en el fondo de estos espacios para que los pescados pudieran resguardarse. Una actuación, observación, que no interferiría en las funciones habituales del regadío.