Economía
La producción de salinas de la punta del Cuerno se trasladará por mar cuando no se pueda acceder por el suelo
Infundida estudia construir un pantalán y que una pontona permita los camiones conectar con el puerto de la Ràpita
El anteproyecto, después de estudiar varias opciones, está en estos momentos en fase de redacción por parte de de la ingeniería barcelonesa Raventós –con todas las limitaciones que impone el estado de alarma y el confinamiento- y la empresa también está ya abordando con los diferentes administraciones implicadas la posible concesión de los permisos para hacerlo posible. Insiste en que esta alternativa para hacer frente eventualmente a la inaccesibilidad por el suelo en las salinas no supone en ningún caso renunciar a la reivindicación de una solución estructural al gobierno español para garantizar la integridad y accesibilidad de la barra del Trabucador.
La idea, según ha elaborado, sería construir un muelle en la parte interior de la punta de la Banya que penetrara aguas adentro de la bahía de los Alfaques hasta el punto que la batimetría permita acceder las pontones. Estos transportes marítimos, que tendrían que poder cargar unas 100 toneladas de peso –entre dos y tres camiones cargados de sal-, requerían entre dos y tres metros de calado por poder atracar sin problemas. Eso obligaría a alargar el muelle varios centenares de metros bahía adentro –hasta 800 o 900 metros- para encontrar las condiciones idóneas, vista la poca profundidad existente en esta zona.
Pontona para trasladar los camiones
Los camiones llegarían sobre la pontona desde el puerto de Sant Carles de la Ràpita –Infundida negocia también con Puertos de la Generalitat la cesión de un muelle en la zona de Marina Sant Carles para poder operar desde allí- y, una vez cargados con la sal, devolverían a la infraestructura portuaria sancarlense con la embarcación de transporte. Infundida estudia la posibilidad el encargar la construcción de una nueva embarcación de este tipo o comprar alguna de segunda mano, de las que se usan habitualmente en grandes obras de infraestructuras marinas en el norte de Europa.
De momento, Sucarrats no se atreve a adelantar el coste que supondría habilitar todo este sistema de transporte alternativo que se pondría en marcha en caso de que los temporales inhabilitaran el acceso terrestre por el Trabucador con el objetivo de mantener la actividad. Cree que el tiempo necesario para hacer las obras no será muy largo –unos tres meses- y la idea es poder disponer efectivamente en octubre, justo antes de que empiecen los temporales del otoño. «Por mucho que rehagamos el camino provisional y Costas haga la inversión que tiene que ser en octubre tendremos un camino precario y con los temporales del invierno, tenemos muchos números que vuelva a desaparecer», subraya.
Sin embargo, la empresa asegura que consciente que al margen del tiempo que puede requerir la adquisición de la embarcación, la tramitación de las autorizaciones, trámites y permisos administrativos para un proyecto de este tipo –tanto por parte del Departamento de Territorio, el parque Natural, el Departamento de Agricultura o la Dirección General de Costas del Ministerio por la Transición Ecológica- no será rápida.
La prioridad inmediata, sostiene, es poder «recuperar la actividad» más allá del estado de alarma y la falta de previsión estatal sobre las obras de urgencia previstas. En este sentido, apunta que si se abre una «ventana de buen tiempo» de unas tres o cuatro semanas volverán a actuar sobre la barra del Trabucador para recuperar el acceso provisionales y la actividad. «Nos ha subido mucho la demanda pero no podemos suministrar: únicamente las sales que distribuimos y no son de Infundida, que representan un 10%. El drama que tenemos es que, poco a poco, perdemos nuestro fondo de comercio», apunta Sucarrats. Aparte, remarca, habrá que ver como acabar la cosecha de este año ante el embate de los diversos temporales esta primavera y la entrada de agua de mar por el Gloria.