Estado de Alarma
El sector turístico sitúa al Delta como destino predilecto cuando se pueda viajar
El estudio de la Universidad de Barcelona concluye también que la gastronomía local al aire libre será la actividad más deseada
Un estudio del Laboratorio de Patrimonio y Turismo Cultural (LABPATC) de la Universidad de Barcelona, bajo la dirección de Jordi Tresserras, concluye que el sector turístico catalán cree que el Delta de l'Ebre será el destino preferido de los catalanes una vez se retruene a la normalidad y se pueda viajar. La encuesta «Turisme post COVID-19 a Catalunya» se ha realizado a un total de 500 agentes turísticos del país que, en respuesta a la pregunta «¿Qué destinaciones catalanas creéis que querrá visitar la ciudadanía cuando se pueda viajar?», creen que la Costa Brava será el segundo destino preferido, con un 28% de los votos con respecto al 30% recibido por el Delta de l'Ebre. El estudio sitúa el Pirineo en tercer lugar, seguido por Montserrat y los balnearios. Un 15% de los resultados agrupan las destinaciones|destinos turísticas menos votadas por el sector, entre las cuales destacan la ciudad de Barcelona (2,8%) y la Costa Daurada (1,8%).
Según explica Tresserras, «ha quedado demostrado que los catalanes apostarán por huir de las ciudades, hecho que se puede relacionar con el confinamiento, ya que la gente preferirá espacios abiertos». En este sentido, hace falta tener en cuenta los resultados a la pregunta «¿Qué experiencias culturales creéis que querrá realizar la ciudadanía de Cataluña cuando se pueda viajar?». Según los agentes turísticos, la actividad más deseada es la gastronomía local, al aire libre, con un 24% de los votos. Pasear por ciudades y centros históricos ha estado la segunda opción más votada, con un 16%, seguida por Festes Majors y tradicionales, con un 13% de los votos, visitar pueblos con encanto, con uno de los votos, ir a conciertos y festivales también al aire libre, con un 7% de los votos, visitar museos de arte, con un 5% de los votos, ir a casas singulares e ir a librerías, ambas opciones con un 3% de los votos, ir a exhibiciones castellers, con un 2% de los votos, e ir a balnearios históricos, con un 1% de los votos. Con relación a las actividades en la categoría de otros (16%) hay que señalar los parques y jardines históricos, con un 0,9% de los votos, y los yacimientos arqueológicos al aire libre, que suman también un 0,9%.
Según Tresserras, este estudio, que se complementará con la encuesta que están realizando para identificar las principales medidas que se están implementando y se han previsto a corto plazo desde sector del patrimonio cultural y los museos con relación al turismo puesto COVID-19, puede servir en los diferentes sectores para prepararse para una reactivación turística que vaya en este sentido. «En el Delta de l'Ebre están muy contentos con los resultados pero a la vez preocupados, ya que no tienen una infraestructura turística preparada para la llegada masiva de gente de todo el país», asegura el director del estudio. Con respecto al resultado de las actividades culturales predilectas por los catalanes, el sector considera que será comida al aire libre y, según Tresserras, eso también puede ayudar en el sector de la restauración a prepararse a nivel de terrazas, por ejemplo, y explica que «en Madrid y en Barcelona ya han planteado que los negocios puedan utilizar parte de la vía pública para poder colocarlas manteniendo las distancias de seguridad».
Más turismo de proximidad
De hecho, la pandemia mundial de coronavirus podría suponer una oportunidad para cambiar el sistema y volver a un turismo similar al de los años 70: familiar, en coche y de proximidad, según explican expertos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Ante una emergencia sanitaria que parece no tener fecha de caducidad, las restricciones de movilidad entre los países han paralizado a un modelo turístico híper globalizado, que cada año mueve a millones de personas en busca de destinaciones cuanto más exóticas mejor. Para el director del programa de Turismo de la UOC, Joan Miquel Gomis, «sería positivo que esta experiencia sirviera para un cambio de mentalidad en la manera de movernos por el mundo», aprovechando el rebufo de las corrientes contra la masificación y a favor del turismo responsable anterior a la pandemia de coronavirus. Y es que el «trauma» que supondrá esta crisis sanitaria, añade Gomis, tendrá un impacto psicosocial en el turismo que hará que las personas «cambien sus prioridades», y cuando opten por viajar, serán mucho más prudentes y se preocuparán más por su seguridad, por lo cual augura que los viajes delarga distancia se reducirán.
La crisis tendrá una gran afectación sobre el sector, que en respuesta a una caída del turismo extranjero, podría orientar su modelo hacia los viajes de proximidad para tratar de suavizar las pérdidas.