Empresa
Producirán biometano a partir de alimentos caducados y residuos orgánicos en la Galera
Los promotores prevén valorizar 50.000 toneladas anuales produciendo combustible renovable para la automoción y la industria
La mitad de estos residuos, aproximadamente, serán alimentos caducados de los supermercados provenientes de una empresa de Barcelona que se encarga de desenvasarlos y retirar los elementos inertes. Un 20 por ciento serán otros residuos industriales orgánicos y otro 15 por cien sansa, gallinaza o purín que aportarán algunos de los socios. Incluso, el presidente de Biometagás la Galera, Fernando Selva, no descarta en el futuro poder, incluso, incorporar los residuos orgánicos urbanos de la zona. «Cuando la Agència de Residus de Catalunya nos lo permita y los ayuntamientos se pongan las pilas a la hora de separar bien la basura orgánica que va a los vertederos, con el gran poder contaminante que tiene», apunta.
En el proyecto participan 35 socios –entre los cuales las cooperativas de la Galera y Mas de Barberans-, que han aportado la mitad de la inversión –la parte restante proviene de financiación bancaria. «El hecho de juntarnos era para dar una solución a los residuos, pero sin darnos cuenta de ello hemos cerrado el círculo y hacemos economía circular: desde el tratamiento de los residuos, la valorización y como valor añadido, la generación de una energía que nos sale limpia, el biometano. Un gas vehicular que gastaremos nosotros mismos que usaremos ennuestros tractores y vehículos, domésticos o industriales», describe al gerente de la empresa, Albert Martínez.
Sansa y purines
«Intentamos unir el rendimiento económico de la instalación con beneficios socioeconómicos para la comarca, con la utilización de sansa y purines para hacer biogás», subraya. La planta sólo dará trabajo directamente a tres personas pero su impacto indirecto será muy superior. Si las previsiones se cumplen, podrían amortizar la planta en unos tres o cuatro años de actividad, precisa Martínez. La empresa ya está negociando con posibles compradores, como Transportes Metropolitanos de Barcelona, la compra del biometano para propulsar la flota de transporte público sin generar emisiones. También muestran interés industrias que quieren utilizar este gas renovable a precios competitivos respecto del gas natural.
El cambio de escenario normativo desde el momento que se gestó el proyecto, aseguran los promotores, no han conseguido frenarlo. Trabajan en la idea desde 2008 y la autorización ambiental de la Generalitat ha requerido una tramitación de ocho años. En aquel momento inicial, explica Selva, el gobierno español ofrecía abundantes primas para la producción de energías renovables que, con el tiempo, han acabado desapareciendo. Pero la expansión reciente del uso de renovables y concretamente de biometano como combustible limpio de propulsión de vehículos por toda Europa, unida a la mejora tecnológica, garantizan la rentabilidad, según Selva, socio de varios proyectos similares a diferentes puntos del estado español.
«Estómago industrial»
«Lo que hacemos es aplicar de forma controlada, a nivel industrial, la solución que la naturaleza ha generado para el tratamiento de residuos. Es como un estómago de vaca industrial, donde convertimos los residuos en gas», relata didácticamente y señalando la cúpula de uno de los grandes digestos Francisco Guzmán, responsable de la empresa AGF-Ingeniería de Procesos, la encargada de la instalación. «Cerramos el ciclo del carbono, convirtiendo compuestos complejos en gases elementales, CO2 principalmente, que es el gas que coge la planta», añade.
A través de un proceso de fermentación anaeróbico –sin presencia de oxígeno- inducido en el interior de los digestos con bacterias pasteurizadoras y altas temperaturas, los residuos producidos en la industria alimenticia u orgánicos emiten gases como el metano y CO2 de ciclo corto, este último incorporado durante el proceso de producción. Se trata de un gas que ya previamente existía enla atmósfera y que no tiene origen fósil, a diferencia del gas natural. «En el balance general, no contamina», aclara Guzmán.
El ingeniero asegura haber ideado una mejora tecnológica que ha permitido multiplicar por cinco el rendimiento habitual de estas instalaciones, haciéndola rentable. Así, explica, un metro cúbico de capacidad del tanque digesto puede llegar a producir cinco o seis veces más de volumen de gas en un proceso «de alta eficiencia». Eso, observación, permite que el negocio pueda funcionar sin la necesidad de primas.
En camiones o directo a la red
Para obtener el biometano, eso sí, se tienen que separar y limpiar los gases del biogás inicial, de menor calidad. El proyecto, de momento, no dispone todavía de la planta instalada que tiene que hacer esta función para, posteriormente, comprimir el gas y transportarlo comprimido con camiones cisterna o bien inyectarlo a la red general de Enagás, de donde los consumidores lo podrán adquirir con un certificado de gas renovable. La previsión es tener operativa esta planta entre marzo y abril. Hasta entonces, funcionará a media capacidad y el biogás producido se quemará principalmente por la antorcha.
Guzmán remarca que la tecnología implantada no tiene capacidad de generar peligro de accidente relevante porque el gas trabaja por todos los espacios «a muy baja presión» y en un circuito cerrado sin entrada de aire que pueda producir deflagraciones.Reconoce, sin embargo, que como planta de gestión de residuos, su concentración en el momento de la descarga podría generar olores, hecho por el que se destinará una nave industrial para mitigar este problema.
El subproducto resultante de todo el proceso es, principalmente, el agua que llega con el material de entrada. Buena parte del tejido alma y de las plantas es agua, un 70 por ciento mínimo. El 30 por ciento de material restante, según Guzmán, es elque se acaba convirtiendo en gas. La eliminación de nitrógeno del agua remanente permite darle salida para usos como el regadío, una vez ha pasado la depuradora, también pendiente de finalizar. «Cerramos el ciclo del carbón y del nitrógeno», apunta, remarcando que esta depuración puede permitir conseguir fertilizantes a medida que se podrán comercializar.