El IRTA pide un compromiso institucional para hacer un delta del Ebro más sostenible

El organismo dependiente del Departamentd'Agricultura, que desde hace años explora en el territorio varias líneas de investigación relacionadas con el desarrollo agrícola y el medio ambiente, quiere canalizar el conocimiento que genera para hacer frente a problemas como la regresión por la falta de sedimentos, las especies invasoras, la presión por un uso intensivo del territorio y, sobre todo, la gran amenaza de que supone el cambio climático. Lo quiere hacer a partir de «planes de actuación adecuados» que fomenten su sostenibilidad y, al mismo tiempo, laso suya «resiliencia».

Este viernes, los responsables del organismo, encabezados por su director general Josep Usall, han puesto sobre la mesa de los representantes de las administraciones –tanto de los departamentos de Agricultur, Territorii Sostenibilitat como los ayuntamientos y entidades supramunicipales implicadas- un primer borrador con las grandes líneas de este plan con la voluntad de disponer del plan definitivo a finales de año.

La idea es que estas administraciones, junto con los sectores productivos y otros entes generadores de conocimiento –a los cuales se les presentará el documento las próximas semanas-, se comprometan a la hora de hacerlo suyo y enriquecer el contenido, a partir de propuestas de actuación global, conjunta y coordinada a partir de los resultados de las investigaciones ya en marcha. «El IRTA damos una en absoluto adelante, asumimos un papel activo, pero esperamos la colaboración y que se adhieren las entidades y administraciones porque nosotros solos no lo podríamos sacaradelante», ha razonado Campos.

Mejorar las prácticas agrícolas y aqüícoles

Uno de los aspectos que de forma concreta quiere abordar el plan son la introducción de prácticas en el cultivo del arroz que permitan mejorar su sostenibilidad y la rentabilidad, siempre de forma consensuada con los mismos productores, según remarcan. La investigadora del IRTA especialista en este cultivo, Maria del Mar Català, ha destacado en este ámbito la gestión del agua, los abonos o cultivos alternativos. «Por ejemplo, si tengo una producción ecológica y tengo un problema grave de malas hierbas, poder poner en valor una estrategia muy bien pensada y calibrada que nos digan que podemos hacer una rotación», apunta. También la introducción de cultivos vegetales que actúen como abonos verdes, orgánicos, sustitutivos de los fertilizantes minerales.

«Eso nos ayudará a crear un paisaje muy plural, diverso, a mejorar la gestión del ecosistema y mejorar la diversidad, dar unos servicios ecosistémicos mucho más importantes. Visualizamos en el Delta un mosaico de posibilidades y lo bueno que tiene, y las personas mayores ya lo saben que eso ya pasaba, es que se hacían cosas adaptadas a la situación climatológica y del sol. Vamos por aquí», ha resumido Català. También se ha referido en el papel de los arrozales como filtros verdes y la necesidad de gestionar adecuadamente el agua del cultivo que va a las bahías del Delta para garantizar la calidad de la producción aqüícola.

Uno otros de los ámbitos de trabajo que plantea el plan será también la gestión de forma más eficiente de la distribución y control de especies exóticas introducidas con impacto negativo, como el caracol maçana, el cangrejo azul o la rana toro y mejorar el estado de conservación de otras autóctonas amenazadas como el fartet o el espinoso.