Pesca
Las capturas de cangrejo azul de los pescadores de la Ràpita llegan ya a las tres toneladas diarias
Las restricciones en la hostelería y el consumo doméstico condicionarán las ventas de pescado y marisco de esta Navidad
Los pescadores que se dedican, que en muchos casos salen solamente al mar, pueden llegar a percibir estos días a unos 2,83 euros el kilo. Un precio bastante bueno, comparativamente hablando, respecto de épocas anteriores y con volúmenes de captura inferiores. Según el secretario de la cofradía de pescadores de Sant Carles de la Ràpita, Joan Balagué, el cangrejo azul ha encontrado salida comercial en la restauración -como sustituto de otros productos importados, caso del bogavante canadiense, por ejemplo y en la elaboración de productos por parte de la industria alimenticia. También es sobradamente apreciada entre la comunidad china.
En general, sin embargo, el sector se mantiene expectante ante la respuesta de los consumidores habituales de pescado|pez y marisco esta Navidad ante las restricciones impuestas cerca la crisis de la covid-19. Los pescadores sancarlenses, que siguen ciclos de veda diferentes a los de sus colegas del norte de Castellón y pudieron seguir comercializando sus capturas en la Comunidad Valenciana y otros puntos del Estado con el cierre de los restaurantes en Cataluña, reconocen que el descenso de precios no acabó resultando tan acusado como esperaban.
Precios menos elevados
Ahora, con la hostelería parcialmente en marcha y las celebraciones navideñas a la vuelta de la esquina los precios, aunque lejos de recuperarse a los niveles de otros años, «están aguantando», reconoce Balagué. «El producto fresco y de más calidad tenía unas subidas más pronunciadas: ahora podrá subir como mucho el doble, pero no por cinco o seis como pasaba habitualmente. En diciembre suele ser más caro porque son productos, que, a pesar de las medidas y circunstancias actuales, alguna comida navideña se hará. Se consume bastante», observa.
Por el contrario, los temporales de las últimas semanas están impidiendo que la flota pueda salir de forma continuada al mar. La conjunción de los efectos del coronavirus y del temporal Gloria, con dos meses prácticamente de paro de la flota, tendrán sus efectos sobre los resultados finales. Después de una temporada anterior con un récord histórico de 65 toneladas de langostinos capturadas, Balagué no prevé este año llegar a la mitad. Entre los crustáceos, la galera es una de las capturas con mejores cifras, llegando a los 1.800 kilos en algunas jornadas.
En las bahías del Delta, los productores de moluscos esperan que el consumo doméstico a través de supermercados y establecimientos pueda ayudar a frenar la caída que esperan esta campaña por los efectos del Gloria y, sobre todo, por la covid-19. Sobre todo, en el caso del cultivo de la ostra autóctona –con una producción entre los 400.000 y los 500.000 kilos- que, a pesar de comercializarse todo el año, concentra buena parte de las ventas durante estas semanas, gracias al consumo de restaurantes y particulares con las comidas navideñas.
Mantener la venta navideña de ostras
El sector, que ya quedó tocado con la la caída inicial del consumo porla pandemia, confía en que la venta directa al consumidor doméstico, vía supermercados, establecimientos o ventas a través de Internet, pueda ayudar a paliar, en parte, las pérdidas acumuladas este año. Intentaremos que la campaña de Navidad sea como la de los últimos años. Está claro que lo que hemos perdido hasta ahora no lo podremos recuperar», ha admitido Gerardo Bonet, gerente de la Federación de Productores de Moluscos del delta del Ebro (Fepromodel).
Más allá de los visibles daños que el Gloria causó en las estructuras de producción de las bahías, la covid-19 ha tenido todavía un impacto superior, según reconoce Fepromodel. La caída repentina de las ventas hizo que una parte importante de la producción de mejillones –de un total de 3,5 millones de kilos- se quedara en el agua y acabara muriendo con las altas temperaturas del verano. En el caso de las ostras, que resiste mejor estas condiciones, la imposibilidad de darles salida ha tenido como consecuencia que se produzcan calibres grandes, con escasa salida comercial para la venta al consumidor. Eso los obliga a buscar mercados secundarios –elaboración alimenticia- donde los precios son inferiores, apunta a Bonet.