Agroalimentación
El cultivo de almejas en arrozales permitirá a los acuicultores trabajar todo el año y dejar de comprar fuera
Las pruebas en alberca en el IRTA dan buenos rendimientos y habrá que probar el cultivo en un arrozal cerca de la bahía
El IRTA (Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria) está avanzando con buenos resultados y rendimientos en el proyecto Fitogel, un estudio para criar semillas de almeja en depuradoras y hacer el cultivo en campos de arroz próximos a las bahías del delta del Ebre. Los acuicultores ven esperanzados el proyecto porque permitiría al sector trabajar durante todo el año, acabar con el monocultivo de mejillón y ostra, dejar de comprar almeja fuera y esquivar el cangrejo azul que se las come, «como si fueran pipas», en las bahías. «La comercialización, si el cultivo es económicamente rentable, ya la tenemos hecha y lo que hace el proyecto es cuadrarlo todo», ha destacado Gerdado Bonet, gerente de la federación de acuicultores FEPROMODEL.
En las bahías del Delta, el cambio climático deja a los acuicultores en manos del azar y los veranos en que las altas temperaturas se alargan durante semanas la mortalidad de los bivalvos es altísima. También hay el cangrejo azul, una especie invasora que se ha comido toda la almeja y el marisco que crece en la arena y hace inviable el cultivo. Las medidas de protección que han probado los acuicultores disparan los costes de producción y limpieza y encarecen el producto.
En los arrozales los dos problemas se pueden evitar. Por una parte se aísla el cultivo de la especie invasora predadora y el proyecto del IRTA ha hecho pruebas durante el verano con mallas de sombreado para controlar las altas temperaturas en el agua, que con este sistema enseguida se redujo en 3 o 4 grados. «Eso es fundamental para salvar la cosecha», ha remarcado Bonet. La investigadora del IRTA que lidera el proyecto, Margarita Fernàndez, ha apuntado que el sistema es muy efectivo, es fácil de instalar y es «asumible» económicamente, como se hace en los invernaderos.
Entre marzo y junio y también durante el otoño, las almejas no han parado de crecer en la alberca experimental pero al verano, hasta a principios de septiembre, su crecimiento se detuvo. «El agua de la bahía ya viene a temperatura muy elevada. En junio, en la alberca ya teníamos 32 grados en el agua antes de taparla y en agosto habría sido superior y no sabemos si sin el sombreado la mortalidad habría sido alta», ha explicado Fernàndez.
La principal dificultad para aplicar este sistema en los campos de arroz es la renovación del agua. En la alberca del IRTA se aprovechan los sistemas de bombardeo del Instituto y el agua sale de la alberca por gravedad porque no está en profundidad. En los campos de arroz harán falta «instalaciones específicas» combinadas, por ejemplo, con energía solar para disminuir los gastos de la explotación pero el IRTA estudiará varias posibilidades por aplicar en un campo real y las trasladará a los acuicultores y arroceros.
De la semilla a la venta
El objetivo del proyecto Fitogel es que al delta del Ebre se pueda hacer el ciclo entero de producción. Para el cultivo de la semilla de almeja japónica, en los laboratorios del IRTA se analiza como mejorar la alimentación de las almejas, congeles de fitoplancton y nuevas cepas de microalgas. En las primeras etapas de vida de la almeja, como más diversidad microalgas se los aporta, crecen más y sobreviven más y el estudio también puede incentivar inversiones para producir este alimento.
El objetivo es encontrar 20 especies nuevas, aislar las cepas y hacer un estudio completo de su perfil nutricional. Hasta ahora se ha hecho con 11 cepas y después del análisis nutricional ya se han identificado algunas útiles para la acuicultura o el cultivo de algunos peces.
Estos resultados con fitoplancton vivo se comparan con el desarrollo de las almejas si se alimentan con un producto concentrado comercial. Hasta ahora se ha comprobado que con fitoplancton crecen más deprisa pero el producto comercial consigue mantenerlas vivas durante mucho tiempo y evitar la mortalidad. «Por lo tanto, sería interesante usarlo y seguimos probando metodologías para conseguir que tengan un buen crecimiento con el producto comercial, que daría mucho de juego para que sin una inversión muy grande, se pudiera hacer el ciclo entero de cultivo de la almeja en el delta,» ha destacado a la investigadora.
Como ha explicado el gerente de FEPROMODEL, en el Delta hay una decena de depuradoras que compran la almeja fuera y cultivarla aquí «sería una salida muy importante para el sector». Los acuicultores tienen el mercado y podrían trabajar todo el año. «El sector lo que quiere es tener otros productos. Tenemos almacenes, plataformas, productores, instituto de investigación, la escuela de acuicultura, el entorno, las bahías. Tenemos que aprovecharlo para poder trabajar cuanto más tiempo mejor y no comprar fuera», ha defendido Bonet. «Aquí estamos produciendo poco y se podría suministrar en los mercados donde ya vendemos e incluso exportar y todo», ha añadido. Actualmente, la almeja tiene un precio elevado en el mercado porque hay mucha demanda pero poca oferta.
Para que el cultivo de almeja sea rentable y viable, en los arrozales se tienen que criar unas 100 piezas por kilo. «Los números, de momento, están saliendo», ha explicado Bonet. Queda la segunda parte de la experimentación en que se hará en unos arrozales próximo al mar de una hectárea pero el sector está muy esperanzado con los resultados del programa. «No tenemos otra alternativa si no es esta», ha recordado el gerente de FEPROMODEL. El proyecto Fitogel acabará en primavera del 2021. «Esperamos que en abril ya hayamos llegado al tamaño comercial de la almeja para poder tener un ciclo entero de producción completo», ha dicho Fernández.