Diari Més

Medio Ambiente

La CHE niega «haber puesto trabas» a los tratamientos contra la mosca negra en el Ebro

El organismo aduce que el alto nivel del pantano de Mequinenza obliga a retrasar la operación por seguridad

El helicóptero que ha hecho los primeros tratamientos contra la mosca negra en el embarcadero del azud de Xerta.

Empiezan los tratamientos contra la mosca negra en el río EbroACN

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La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha rechazado las acusaciones de haber «puesto trabas» a la reducción de caudales del tramo final del Ebro para permitir el inicio de los tratamientos contra la mosca negra. La Delegación del Gobierno en las Terres de l'Ebre, el Copate –el consorcio que se encarga de las operaciones- y los ayuntamientos han criticado de forma reiterada el desinterés del organismo estatal y de la compañía eléctrica Endesa, que gestiona los pantanos, a la hora de establecer las condiciones en el río que permitan aplicar los tratamientos de forma efectiva. La CHE, sin embargo, dice que «nunca se han denegado las peticiones» efectuadas por el Copate «dentro del ámbito de sus competencias».

«Las solicitudes para realizar esta maniobra han sido remitidas antes de cada campaña por la Delegación del Gobierno (no por el Copate) y se han atendido siempre por parte del titular de los embalses, con el visto bueno de la CHE», ha aducido el organismo del Ministerio para la Transición Ecológica en un comunicado.

Con todo, han admitido que se han producido retrasos de «días»: «cuando ha sido necesario, como recientemente, se ha pedido ajustar la programación del tratamiento, al existir importantes aportaciones desde el eje del Ebro y teniendo en cuenta el volumen de llenado de los embalses». Es decir, cuando se acumulan volúmenes de agua altos en el pantano de Mequinenza y los caudales del río son elevados. En este sentido, aducen que esta reducción tiene que ser «compatible con el mantenimiento de la seguridad y los resguardos que tienen que mantener ante situaciones de crecida» que afectarían a las poblaciones ribereñas río abajo.

Históricamente, alcaldes de estos municipios del tramo final del Ebro han criticado que la CHE permita a los gestores de los pantanos mantener los niveles de agua embalsada los más altos posibles para incrementar la generación de energía hidroeléctrica, hecho que habría generado frecuentes episodios de desembalses repentinos con inundaciones de campos y zonas urbanas próximas a la ribera.

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